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Retiro corporal

Siento igual aversión por los voladores y por los fuegos que no sean precisos para calentarse o fundir metales en las coladas

Jueves, 22 de agosto 2024, 02:00

Mi infancia son recuerdos de dos niños de mi edad, compañeros de la escuela, caminando detrás del ataúd de su madre y llamándola a gritos. A la pobre mujer la habían matado los voladores, a lo que tan aficionados eran, y siguen siendo, mis gentes ... de aquel lejano Oeste, disparándolos en fiestas bodas y banquetes. Cuando empecé a pergeñar mis panfletos en los periódicos, me ocupé de la costumbre de que no hubiera fiesta sin estruendo, iluminando el cielo durante un instante al lado de aldeas que aún se alumbraban con velas y candiles de carburo. Pero el circo funcionaba, al parecer, alegrándose los villanos, y muchos aldeanos olvidando por un momento sus miserias. Tal atrevimiento, el de criticar lo intocable, me hizo famoso por un día, puesto que los de Cangas del Narcea decidieron con una traca de cartas al director declararme persona non grata. Las autoridades con mando en plaza en Pola de Allande me convirtieron en apátrida, argumentando que ningún hijo de aquel concejo podía hablar mal de su tierra.

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