Arquímides, que tiene calle en Gijón, decía que con una palanca lo bastante grande y un punto de apoyo podía mover el mundo. El mundo que yo conozco, el que está más cerca, tiene dos puntos de apoyo fundamentales: me refiero al fútbol y a ... las pantallas. Son estos puntos donde apoyarse, sostenidos por millones de puntitos diversos con dos patas, que parecen tener cabeza, pero como decía Machado la usan a menudo para embestir en vez de para pensar. Cuando el individuo -el punto- levanta los ojos de la pantalla, lo hace para comentar los pases y los regates de aquel sujeto tan inteligente. La inteligencia la poseen al parecer, según los voceros y escribidores, los que saben burlar al contrario a base de regates, hasta meter el balón entre los tres palos de un rectángulo. No hay mayor gloria que pertenecer a ese círculo de privilegiados. Y, si no, díganme quiénes son los que están mejor pagados que aquellos que mueven las divinas esferas del deporte. Además llevan sobre sus espaldas el marchamo de ser muy inteligentes. Aunque los haya, como en todas las profesiones, que pasen de ganarse el sueldo dando patadas a una vida privada donde se dedican a dar coces.
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Llevamos ya semanas en que nos hemos dedicado a hablar y escribir de fútbol, hasta los que creíamos estar desenganchados de semejante invento. Fútbol hasta en la sopa, como rezaba un eslogan de la revista 'La Codorniz'. Fútbol y un beso. Que si ustedes recuerdan aquel beso que Michael Corleone le da a su hermano Fredo en la película 'El Padrino II', verán que son idénticos. En ambos casos sujetan la cabeza de la víctima con ambas manos, el uno para un piquito, y el otro diciendo: «Fredo, me has roto el corazón». Así que más al oriente de la tierra de Arquímides han visto que aquí hay puntos donde apoyarse para mover el mundo, inscribiéndose como dueños en las camisetas de los atletas y, últimamente, comprando los modos de comunicarnos a la tribu que vivimos hozando en las pantallas. ¿Cómo nos van a privar a estas alturas del placer, o la necesidad, de ver y hablar a todas horas a través de los artefactos? Son proposiciones que nos están haciendo desde Oriente, semejantes a las que hacían los Corleone, que no podemos rechazar. Nos tienen cogidos y bien cogidos por cierta parte, porque hoy en día el fútbol y las telecomunicaciones son las dos palancas que mueven el mundo. Acabo de leer un artículo del otrora futbolista y ahora filósofo Jorge Valdano, en el que dice que Arabia Saudí está perjudicando con sus compras el fútbol europeo. ¿Solamente el fútbol, hermano?
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