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Porteros de noche

Profesoras tampoco parecían, o más bien lo que enseñaban lo tenian debajo del vestido

Jueves, 23 de mayo 2024, 02:00

En la familia de Facundo se sucedían unos a otros en el oficio de porteros en las fincas de la capital. Porteros de día y de noche. Un tío de Facundo, aparte de la paguita y las propinas, se había ganado un buen sobresueldo a ... costa de una señorona cargada de collares y pulseras, de la que desconfiaba su marido cuando estaba ausente. El marido desconfiaba, y el tío de Facundo estaba seguro de que había un tipo que subía por la escalera y en los últimos peldaños estaba ya desabrochándose el pantalón. Me chivaré, no me chivare: he ahí la cuestión, que dijo Shakespeare. El intruso venía montado en un coche de aquella época, y sus bolsillos olían a dinero. El ancestro de Facundo abordó al escurridizo sujeto: «Oiga, la vida está muy achuchada y los precios por las nubes. Hay otro que me paga para que no le tropiece la cornamenta al entrar por la puerta, págueme usted también por mirar para otro lado». Así hasta que un día el individuo A llegó de improviso y encontró al individuo B decúbito supino con la esposa. A se cargó a B, y el tío de Facundo hubo de huir hasta los rincones apartados de su nacencia. Eso sí, con un dinerillo ahorrado.

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