Borrar

Picar piedra

Después de la infamia ocurrida en Pamplona, la alcaldesa mejor se callaba. Le aplicaron la regla de aquel guardia que estaba dispuesto a ponerle una multa al conductor

Jueves, 4 de enero 2024, 01:02

En una clase de universidad confraternicé con una compañera, ya que conocía a alguien de su familia. Ella tenía 20 años y yo tenía muchos más. Artemisa -llamémosla así en recuerdo de la diosa- era resuelta, madura y tenía temperamento. Le apetecía sentarse en las ... primeras filas de la clase, pero se instalaba en las últimas, donde me sentaba yo, porque decía que el profesor Tarugo no dejaba de mirarle las piernas. Artemisa tenía un dilema, porque en la parte de atrás se sentaba el alumno Tayuelo, que le decía cosas al oído o le tiraba de la coleta. Entonces Artemisa volvía la cabeza hacia él, medio gritándole: ¡A que te pego una hostia! Cuando Tayuelo aparecía por la puerta, le tomaba el pelo a Artemisa, diciéndole: ahí llega tu chico. Ella respondía: ¿Con ese? Antes prefiero meterme a monja o ir a picar piedra a las canteras del Naranco. El caso es que ni las monjas se dieron por aludidas -tampoco tienen quien las avale en periódicos progresistas- y estoy seguro de que los de las canteras recibirían encantados a Artemisa en minifalda. Artemisa y Tayuelo con el tiempo fueron marido y mujer, por aquello de que el que la sigue la consigue. Pero esa es otra cuestión.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Picar piedra