Oliver Stone es un individuo que no debería resultar sospechoso para progresistas, ni tampoco ecologistas radicales. Criticó con dureza la guerra de Vietnam, en la que participó y fue condecorado; criticó la política estadounidense, hasta meter el dedo en la llaga a responsables de la ... misma y señalar conspiraciones mafiosas en el asesinato de J. F. Kennedy; fue a Cuba a rodar un documental para disculpar la dictadura y ensalzar la figura de Fidel Castro, y de allí también salió condecorado. Hizo más alardes de izquierdismo, y nada tiene que ver que siga siendo de izquierdas para que ahora haya producido un documental titulado 'Nuclear now. Time to look again'. En dicho documental Stone penetra en varias centrales nucleares, en barcos y submarinos atómicos de diferentes países, para convencer a la gente, desde una postura ecologista contraria a la demagogia, de que lo importante es salvar al planeta, pero antes lo que importa es salvar a sus gentes. Y a las gentes no se les puede salvar en esta era dejándolos sin industrias y luz eléctrica en sus hogares. La energía nuclear es la más ecológica de todas ellas, es lo que se saca en consecuencia. La gente se desvive en Francia para entrar a trabajar en las nucleares, porque la mayor parte de los trabajos consisten en permanecer sentados observando un panel.

Publicidad

Ahora acaba de aparecer una asociación ecologista para potenciar la energía nuclear, la más limpia de cuantas existen. Se denomina Econuclear, y está patrocinada por dos catalanes, Marc Altés y Guillermo Sanchís, uno de ellos ingeniero nuclear. Quieren romper el monopolio de Greenpeace demostrando que las energías llamadas renovables sólo pueden ser complementarias. Competir con entelequias, como el hidrógeno verde, contra las 57 centrales francesas, la más moderna de 1.600 MW, abocará a que detrás de Arcelor caigan las otras fichas de dominó, siendo Asturias la peor parada. O se detiene la demagogia, o el futuro de Asturias será convertirse en huerto de berzas. Naturalmente ecológicas.

En el documental de Oliver Stone se demuestra que la energía que produce una tonelada de fósil cuesta 10 euros, mientras que una barrita nuclear solo cuesta 2. Una explicación de por qué en Francia la electricidad está tres veces más barata que en España; los dueños de Arcelor conocen este dato. Las grandes empresas en Estados Unidos ya están colocando dentro de las mismas reactores modulares de 300 MW. Qué bonito sería ver una central nuclear en Soto de la Barca y Lada, y un reactor modular en terrenos de Serín. Los de Mittal no se irían.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad