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Un periódico del siglo pasado comentaba un accidente ferroviario señalando que había habido varios muertos, pero afortunadamente eran de tercera clase. Los trenes con tercera clase creo que ya no existen y la noticia ya nadie se atrevería a publicarla de ese modo. En los ... sucesos de ahora no suele tratarse despectivamente a la tercera clase, sino a la tercera edad. Echando mano de mi libro de estilo, al que tiene más de 65 años ya hay que llamarlo anciano, aunque algunos lo nombren con la cursilada esa de 'tercera edad'. En tal caso la muerte le sienta mejor que si fuera joven. Yo tuve un vecino, aquí en la aldea, que con 65 años –o sea, era ya un anciano– le arrancaron los perros los dos brazos. Lo conocí trabajando entre lingotes al rojo vivo, y respirando el polvo y los gases de los hornos. La jubilación la utilizaba para vivir su mejor vida, después de aquella vida dura que había llevado en la fábrica. Supe que se iba a morir pronto el día que me tropecé con él y me suplicó llorando que le limpiase las gafas.
Los familiares del anciano que murió en el incendio de la casa de Cudillero anuncian que pedirán responsabilidades. Las pedirán a quien corresponda, según les guíen los letrados, pero quien tendría que responder de una vez por todas es el Reino de España. Desde los palacios hasta los alcaldes plañideros, que todos lo sienten mucho y fue cuestión de mala suerte. Hay cuestiones que son tan importantes para la seguridad como que los Falcon estén bien engrasados. Por ejemplo, que los chavales en los colegios e institutos reciban periódicamente cursillos de prevención de accidentes, y entre baile y baile, en las asociaciones de vecinos y el hogar del jubilado, también. Por supuesto, todos deberían saber manejar un extintor y moverse en caso de incendio. Los números de teléfonos de urgencias deben estar pegados en el dorso de los móviles. El concejal de seguridad ciudadana, que prepare un plan de emergencias por tierra, mar y aire, y decirles a los vecinos que si no hay una escalera que se meta un tractor o una furgoneta para ponerse encima, cuando es cosa de dos y tres metros, oiga. ¿Y si hay una verja o un murete? Pues rómpanlo como sea, si es que todavía no llegaron los bomberos. Ellos deberán hacerlo, hasta embistiéndolo con el camión si hay que salvar a una persona. ¿Por qué no se dan una vuelta por Portugal, donde no hay villa que se precie que no tenga su grupo de bomberos voluntarios? Un saludo a los bomberos de Ensidesa, que entraron en el mezclador de arrabio a más de 500 grados en 1986.
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