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Un final bárbaro

Eran tiempos en que la gente bebía por su voluntad, o más bien por necesidad, sin que la incitaran convirtiendo playas en abrevaderos

Jueves, 31 de agosto 2023, 01:13

Aquellos tiempos del pasado, en esta ciudad del Norte y a veces desnortada, no fueron mejores, pero sí más divertidos. Gentes que mandaban en sus desventuras, y sobre todo en sus hambres dimanadas de posguerras y racionamientos. Pero siempre había unas pesetas para una media ... de vino, una copa de orujo o la botella de sidra, hecho el envase con cristal basto fabricado en terrenos de La Braña. La Bohemia fue una de las tantas industrias que se extinguieron y que hoy es un solar de juzgados y cuarteles. Eran tiempos en que la gente bebía por su voluntad, o más bien por necesidad, sin que la incitaran convirtiendo playas en abrevaderos. Era aquella una generación que tenía que olvidar la maldita guerra, haciendo de tripas corazón y con las tarteras casi vacías. Pero los pobres se reían de los pobres, y los tontos de los más tontos, como si fuera el reparto de una comedia negra contada por el humorista Miguel Gila. Oías hablar de que fulano y mengano habían hecho una apuesta en una bolera para ver cuál de los dos llegaba primero reptando desde el poyo hasta los bolos. Y al día siguiente, que una pandilla que se había reunido en los jardines de Begoña para ir a la romería de Granda, y que habían entrado primero en el bar de Juan del Man, luego en Gandoy, pasaron por el Guanikey, y acabaron el día en Casa Justo cantando que tan vaina yes tú como yo y yo como tú y semos los dos.

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