El zar Alejandro III decidió que se comunicara Moscú con el Pacífico, y para ello mandó construir el Transiberiano, un ferrocarril de 9.288 kilómetros. Emplearon 13 años en obras para que el primer tren llegara hasta Vladivostok. El zar no pudo verlo terminado, porque ... los emperadores también son mortales, como cualquier animal o vegetal. Observando la magnitud del trazado, puede decirse que 13 años no es nada. Y 20 tampoco, teniendo en cuenta que para la variante de Pajares se tardaron 22, a partir de aquel 2001 cuando Álvarez-Cascos colocó la primera piedra. Se dijo que la obra estaría terminada en cinco años. Desde entonces ocurrieron muchas cosas, y ya se sabe que la política de este país, y sobre todo de esta región, consiste en un tejer y destejer como el sudario de Penélope. Álvarez-Cascos, político de luces y sombras, cayó con todo el tinglado en las elecciones de 2004. Vino a continuación para sustituirle Magdalena Álvarez, de la mano de Zapatero, y lo primero que aseguró fue que Asturias no le debía nada a su antecesor, entre risitas y aplausos de un público entregado.
Publicidad
Pero, por lo bajo, aquellos a los que las meninges les funcionaban notaron que se les estaba revolviendo la ética. Sobre todo si escuchaban a la ministra mientras conducían por la autovía Minera o desde Gijón a Villaviciosa. De Cascos se podían decir muchas cosas, pero que no había hecho nada por Asturias... ¡hombreeee! Pero así fue como aceptaron los que con ella iban hechos del pasado, y se enrolaron con una señora que como primera medida mandó 'aparar'. Se acabaron las realidades de las obras y empezaron proyectos, hasta el paroxismo. Las obras cuestan dinero y los proyectos hasta sirven para sentar en el despacho a gentes escoradas por el peso del carné. Lo más urgente del ministerio de la señora en cuestión era terminar el trozo desde Llanes a Unquera, pero enseguida le echaron una mano puteando al vecindario y pidiendo el desvío por la sierra de Cuera. Como no hay mal que cien años dure se terminó ese trozo de autovía. Y se terminó la variante 20 años después. O no, si bien se mira. Le pregunté a una usuaria qué tal, y responde que los vagones a medio llenar y más tardanza de lo previsto. O sea, que seguimos sulfatados de mentiras, y los trenes van a su marcha por una vía incompleta desde la estación de Chamartín hasta el apeadero de Gijón. Gran alegría al principio para viajar camino de ninguna parte, mientras en El Musel se preguntan por las mercancías de Castilla, y las empresas, por dónde sacamos productos hacia el Sur.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.