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La conciencia

Da la impresión de que la conciencia también es ajena a la hora de guiar los camiones a El Musel. Y los vecinos están abocados a un desastre lento, que es el que ocasionan los malos humos

Jueves, 18 de abril 2024, 02:00

Mi compañero Ángel Lobato, que ya se nos murió, tenía amistad o conocimiento con un matrimonio que regentaba un bar pegado a la carretera que discurría desde Llanes hasta Unquera. Parábamos en dicho bar cuando regresábamos de la Hermida, en aquellos tiempos en que ejercíamos ... de montañeros, puesto que nos obsequiaban con unas exquisitas tapas de jamón y queso de las 14 marcas, que yo sepa, que existen en el concejo llanisco. (14 marcas de queso en un solo concejo: ¡manda madre!) Pero una mala noche todo se fue al traste, cuando un camión se empotró contra aquella casa, anexa al bar, mientras la pareja dormía en su habitación. Fueron muchos los accidentes, algunos mortales, ocurridos en aquel tramo sin concluir de la autovía, debido a la guerra entablada entre dos políticos hoy venidos a menos. Cuando uno de ellos, el que estaba al mando, decidió llevar la autovía por un sitio, el otro le marcó un trazado imposible; seguramente para no verle sacando pecho en la inauguración. Y así, por esta guerra de caciques, pasaron años y hubo muertos en el tramo, antes de que la autovía se terminase. Por supuesto, en los accidentes intervino el factor humano o el fallo técnico de los vehículos, pero ¿y la conciencia?

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