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Caza de filósofos

Decir lo que se piensa es muy peligroso estos días. Que se lo pregunten a Fernando Savater

Jueves, 1 de febrero 2024, 01:09

En la Feria del Libro de Gijón tuve ocasión de presentar a dos renombrados filósofos, aunque como se dice en esos casos no necesitaban presentación. Gustavo Bueno, que ya era emérito, llenaba sus clases con los absorbentes de sus enseñanzas y con los que pasaban ... por allí y gozaban con las polémicas y controversias. Tenía un círculo pretoriano fiel a sus teorías, pero cuando yo lo conocí ya habían empezado muchos de sus alumnos a desengancharse, no sé si por desacuerdo con las doctrinas o por la pulsión que señalaba Sigmund Freud de querer matar al padre. El caso es que a una de sus alumnas más sobresalientes, Amelia Valcárcel, que por aquel entonces ya le había puesto la proa a don Gustavo, junto a otros jóvenes filósofos de su escuela, tuve ocasión de presentarla también al año siguiente. Para acercarme a su currículum, a la señora Valcárcel me la describió un colega suyo como gran filósofa, política de ideas firmes y oradora capaz de aplastar al contrario. Tan es así, que como portavoz del PSOE en la Junta la oposición tuvo que cambiar más de una vez al suyo por alguien que supiera defenderse de las andanadas de doña Amelia.

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