El 24 de julio de 2021 se produjo un incendio forestal entre las villas francesas de Baixas y Gaudiere. Un hidroavión chocó con los cables eléctricos y enseguida saltó la alarma de que en España más de un millón de personas se habían quedado sin ... luz. Pero hubo algo más que apagones en las casas: los 2.500 MW que estaban entrando en la península, una gran parte procedente de las nucleares francesas, también hacían funcionar los hornos altos de Arcelor en Gijón, que tuvieron que echar mano del protocolo de emergencia. Afortunadamente los franceses pudieron arreglar la avería en poco más de una hora, y los elementos trapaceros que nos desgobiernan tomaron el incidente como si fuera una anécdota. En pleno mes de julio, con las hidroeléctricas en mínimos y varias térmicas clausuradas, la ministra de Medio Ambiente estaría esperando a terminar las vacaciones para abordar el cierre de las últimas nucleares, fluctuando ya en las cabezas esa quimera del hidrógeno verde.

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El mismo día que la chimenea de Soto la Barca se derrumbaba, se encumbró en Europa como comisaria de Medio Ambiente a la ministra que nos dejó a los asturianos sin energía para la industria y con lobos para acabar con el último ganado. Tiene que sentirse orgullosa la doña, como si fuera Atila con su caballo, que no dejaba hierba donde pisaba. También sentirán orgullo de lo bien hecho todos los que como ella quieren salvar el planeta, aunque sea matando de hambre a los que lo habitan. Gentes de buena intención –no todas– que desprecian el mundo real y habitan el que sueñan. Quieren dejar una Arcadia tal vez para la nada. Muchos de ellos ya ni siquiera apuestan por tener hijos, sólo les importa que el planeta sea todo él un Serengueti gobernado por un gorila mitad hembra y mitad macho para complacer a los varios sexos. Recuerdo que hace un montón de años, cuando hacíamos teatro, Laureano Mántaras no les daba un papel de mujer casada a solteras, argumentando que no sabían lo que era compartir cama y lentejas. Como también resultaba absurdo que un señor tonsurado y célibe impartiera cursillos matrimoniales, sin experimentar lo que es el matrimonio. Hasta un papa llegó a decir que a la esposa no se la debe mirar con lujuria. Pues vaya.

La central de Soto la Barca podía producir hasta 586,2 MW, o sea, más que todos los aerogeneradores desde Grado al Eo los días que hace viento. Cerca de la ubicación sigue habiendo importantes yacimientos de antracita, el carbón de más calorías y menos contaminante; nada que ver con la turba que consumen en otros países.

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