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Absurdo y brillante

Menos mal que algunos políticos iluminados a los bomberos los han puesto en la periferia más alejada

Jueves, 2 de noviembre 2023, 01:04

El sábado por la tarde caminé hasta la Campa Torres. Eran unos momentos muy especiales, sin coches, sin peatones, en un silencio que tampoco lo alteraban los ruidos del parque de carbones ni las descargas del Musel. Allí también había silencio, donde debería haber algún ... ruido, como si el mundo de las personas se hubiera acabado y las ratas, que se dice que serán los supervivientes últimos, salieran de las alcantarillas para ocupar su lugar. En el puerto había dos barcos: uno, supuestamente para el mineral y el otro con visibles contenedores. Pero las grúas quietas, y personas tampoco se veían en los alrededores. La Campa, ese día podría ser, por el silencio, como la de hace dos mil años, a falta del humo de las hogueras: el romano imperialista dictando desde la casa rectangular, y el celtíbero refugiado en su círculo de pared y matojos. Pero los sueños sobre el pasado no duran mucho, cuando uno se tropieza con la realidad, que abruma y produce sofocos. Ahí abajo está un puerto lleno de paredones y sin barcos. Y también abajo y a mi derecha, un montón de depósitos llenos de lo que en mis buenos tiempos, cuando me ocupaba del asunto, llamábamos cargas potenciales de fuego.

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