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Estamos casi concluyendo esta andadura que nos propusimos hace unas semanas. La cuaresma que nos aprestamos a concluir no es un túnel sin salida que cada año recorremos los cristianos. Es un camino por el que volvemos a tomar el sendero que habíamos perdido, la ... paz que habíamos quebrado, la belleza que habíamos manchado, la bondad que habíamos embrutecido y la fidelidad que habíamos traicionado. Todos tenemos, en mayor o menor medida, necesidad de volver, esa vuelta que en el lenguaje cristiano llamamos conversión. Volver a quien dejamos en la aventura de vivir tantas cosas como jirones a pedazos. Dejarnos abrazar por una misericordia perdonadora infinitamente mayor que todos nuestros traspiés pecadores juntos.

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elcomercio Calentando motores al final del camino