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No hay nada más expresivo de lo que significa el rechazo que una mano cerrada, incapaz de dar y de recibir nada. Un puño como signo de la violencia que hiere y golpea, que se engarrota y aprieta con la amenaza de aplastarte sin misericordia. ... Han sido muchos los artistas que han descrito con sus pinceles o gubias esa guisa bronca y brusca como un mazazo que daña a otra persona, que subyuga a los pueblos, que censura y elimina la vida del otro, incapaz de ver otra cosa en él más que la rivalidad peleona, la enemistad adversaria que hay que destruir de alguna manera y de modo eficaz.

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