Hechos de los Apóstoles aparece cuando la Iglesia ya está organizada y establecida, pero comienzan a surgir 'maestros y predicadores' poco fieles, con propuestas doctrinales extrañas y poco cristianas y las comunidades cristianas necesitan criterios claros para distinguir la doctrina de Jesús de las doctrinas ... de los falsos maestros.

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La propuesta cristiana se basa en el amor, que es lo que distingue, lo que identifica. Quien no acepta el amor no puede pretender formar parte de la comunidad de Jesús, porque es el centro de la experiencia cristiana. Todo se fundamenta en él, porque no tenemos una religión solo de leyes, exigencias y ritos externos; la fe se extenderá por el mundo no imponiéndose por la fuerza, autoridad o privilegios, sino a base de amor.

Pero, durante siglos tendremos que ver cómo esta Iglesia de Jesús ha recorrido caminos de violencia, fanatismo o intolerancia, con las cruzadas, las conversiones forzosas o los juicios de la Inquisición, que crearon sufrimiento en tantas conciencias; no siempre la Iglesia ha sido fiel al camino de Jesús. El anuncio del Evangelio se lleva con fidelidad, sin pensar en las ventajas o desventajas que puede traer, ni en los intereses que se dejan, pero siempre con respeto absoluto a los que siguen otras opciones o caminos.

Ahora anunciamos la Resurrección, fruto de una vida gastada en hacer el bien y ayudar a los oprimidos, venciendo el egoísmo, la mentira, la injusticia… Porque el miedo, el sufrimiento o las injusticias dejan de tener poder sobre quien ama, y los poderes de este mundo, a quien ama, no le pueden destruir, controlar o limitar y se mantendrá vivo con la serenidad que le da la fe.

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La lógica de esta sociedad, agresiva y competitiva, nos dice que el valor de la persona se mide por su importancia, su poder o su éxito, pero la lógica de la Iglesia nos dice que el 'Reino' está en la humildad, la sencillez, el amor gratuito y desinteresado.

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