Borrar

El profeta Jeremías escribe entre los siglos Vll y Vl a. C. para ayudar al pueblo, pero leyéndolo despacio, da la impresión que estaba pensando en la sociedad actual cuando escribe: «Así dice el Señor: Practicad el derecho y la justicia y librad al despojado ... de manos de su opresor». Habla de una justicia igual para todos, sin distinción, y ahora vemos que las leyes dependen solo de la voluntad del legislador. Tenemos una justicia ajena a la moral y a la condición humana, una justicia ajena a defender la vida de las personas. Estamos en un legalismo que nos dice lo que debemos hacer o evitar para escapar del castigo. Un legalismo que es subjetivo y arbitrario, camuflado en la «voluntad de las mayorías» a las que los gobernantes llegan a través de sus tentáculos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio El miedo ata y anula