Borrar

No podemos convertir la Semana Santa en un reclamo turístico; para los cristianos es agradecimiento y adoración al amor de Dios. Cuando Jesús entró en ... Jerusalén no tenía dinero, poder ni autoridad religiosa, sino amor a los crucificados. Contaba con la posibilidad de un final violento, porque no era ingenuo pero no busca la crucifixión; no quiso el sufrimiento ni para los demás ni para él. Lo había combatido siempre: en la enfermedad, las injusticias, el pecado o en la desesperanza. No corre tras la muerte, pero tampoco se echa atrás.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio Tomar decisiones