¿Llegará el final?

El mundo está en buenas manos, no caminamos hacia el caos, pero nadie se atreve a arriesgar algún pronóstico ni sabe hacia dónde nos lleva lo que llamamos 'progreso'. Miramos hacia adelante, el futuro preocupa, no es solo por curiosidad, es inquietud. Las personas somos capaces de lo mejor y de lo peor. Hemos progresado mucho, pero el futuro del mundo es incierto o incluso más oscuro que nunca.

Plantearse el cuándo da lugar a muchas las sectas en su afán de captar seguidores y nos hablan de calamidades cósmicas, pero Jesús nos dice que «nadie sabe ni el día ni la hora». Y nos pide estar vigilantes, estar preparados. Un día la historia llegará a su final, es la convicción firme de Jesús y la previsión de la ciencia actual. El mundo no es eterno y terminará.

La Iglesia nos invita a todos, pequeños y grandes, a preparar el viaje más importante: el viaje a la vida. Todos nacemos con el billete de regreso a Dios ya en la mano. Es el único billete que se nos da gratis. No vale alimentar la curiosidad, ni especular con cálculos, fechas o plazos, pero para unos antes y otros después habrá un día final; este mundo tendrá su fin, aunque hay personas que no esperan nada, que viven instalados en sus cosas y en su mundo, son cristianos con una formación y algunas prácticas religiosas. Aceptan el Evangelio con docilidad, pero sin interés. Y dicen en este modo oscuro: «Comamos y bebamos que mañana moriremos». Pero también podemos mirar el futuro diciendo: caminemos, la vida nos espera, merece la pena vivir, amar, perdonar...