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El próximo domingo comienza el nuevo Año Litúrgico con el Adviento. Hoy el evangelio presenta a Jesús como un rey extraño, con un reinado distinto: no hay autoridad, ni poder, ni fuerza, sino servicio y ayuda, perdón y amor. No hay superiores ni inferiores, sino ... igualdad y fraternidad. No hay ricos ni pobres, sino comunidad de bienes. Y tiene que ser una realidad aquí en la tierra, no en la otra vida, sino en esta; son las bases hacia una sociedad nueva, con nuevos pilares. La autoridad al servicio de los demás, con justicia, nadie es más que otro. Estos son los cimentos de un mundo basado en el amor, no en el poder, la fuerza, el dinero o el prestigio. Y la iglesia debe seguir el camino que Jesús inició, sin buscar atajos fáciles y sin inclinase ante «los reyes de este mundo».

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