A Juan que le llegan rumores sobre Jesús, y como tiene dudas, envía emisarios a preguntarle: ¿Eres tú el Mesías? Juan duda y pregunta. Es bueno tener dudas porque eso nos hace pensar, preguntar, meditar… porque en esta sociedad hay muchos falsos profetas y mucho ... orgullo vestido de humildad y necesitamos verificar nuestra fe, porque ser cristiano no es hablar mucho de Dios o de religión. A la persona no se le mide por lo que habla, sino por lo que hace. Hay quien habla mucho y hace poco. Hablar es fácil, prometer es fácil, pero al cristiano se le conoce por sus obras.

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Hay personas que lo tienen todo muy claro, hablan mucho de religión, con palabras bonitas, pero su vida está lejos de lo que dicen. Ser cristiano no es prometer ni protestar, aunque hay que luchar contra las injusticias como hacía el Bautista, encarcelado por decir la verdad, por proponer un cambio de vida y de actitudes. Las buenas intenciones no bastan, la conversión debe ser de hechos. Y cuando la gente le pregunta por soluciones concretas, él no pide gestos piadosos ni ritos religiosos especiales; propone cosas muy concretas.

Les habla de 'reparto': «el que tiene dos túnicas o comida, que dé al que no tiene». Compartir no es regalar lo que nos sobra, sino cooperar con los demás, sin intereses posteriores, es pasar de poseer a dar. A los publicanos, que recaudaban los impuestos, les pide que no extorsionen a la gente para enriquecerse, porque la avaricia lleva a la explotación, al robo y al fraude que daña a la comunidad. A los soldados, Juan les pide que no usen la violencia y que no abusen de su fuerza para cometer injusticias porque la violencia y el abuso de poder destruyen el mundo.

¿Qué nos diría Juan si estuviese con nosotros ahora? Somos conscientes que la violencia, la injusticia, el mal, destruyen la sociedad, y nos sentimos vagamente culpables; pero, también nos sentimos impotentes, incapaces de cambiar el curso de la historia.

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