Recuerdos de Carlos
Javier Muñiz
Miércoles, 7 de agosto 2024, 02:00
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Javier Muñiz
Miércoles, 7 de agosto 2024, 02:00
Dime por favor donde no estás / en qué lugar puedo no ser tu ausencia/ dónde puedo vivir sin recordarte / y dónde recordar, sin que me duela. (J. L. B.)
Los años 80 no corrían, volaban, como volaban los vasos, sillas y demás enseres de los ... chiringuitos que el PSOE colocaba en las fiestas de San Mateo en la plaza del Fontán.
Aquel comando itinerante formado entre otros por Javi (kiosko Trisquel), Toño, Juan, Julio, José Luis, Jose (el de La Luz), Carlos y el que escribe estas líneas sembraban el pánico allá por donde pasaban. No éramos muy listos, nuestras pegatinas del Pinón Folixa en nuestras camisetas delataban nuestra procedencia.
Recuerdos; sólo me queda hablar de recuerdos, ahí conocí a Carlos (Mari, lo siento, nunca tuve trato contigo, no tengo recuerdos de los que hablar).
El Ruidos en la calle de La Ferrería, El Xoril en la Plaza Carlos Lobo. Nuestros recuerdos siguieron creciendo, cervezas, chupitos, risas y más risas, entre charlas y charlas donde la insensatez, la incoherencia nos hicieron crecer juntos. Éramos adolescentes adoleciendo de todo, llenando la mochila de recuerdos y más recuerdos que hoy convierto en tinta.
Carlos, tipo entrañable, huraño a veces, entregado a sus causas que un día eran unas y al día siguiente eran otras. Recuerdos, sigo vertiendo recuerdos que sólo me sirven para tachar años en el calendario. Crecimos sin darnos cuenta, echamos la vista atrás y la lista de ausentes sigue creciendo.
Carlos, leal, comprometido, narrador de historias, creador del Sol Celta, tus sueños siempre superaron las realidades que crecían en tu cabeza, pero lograste algo imposible; hacer tus sueños realidad.
Me quedo para mí tu dedicatoria de tu libro 'El Cobertizo', también forma parte de nuestros recuerdos.
Carlos, impulsivo, inquieto, tenaz, persistente, la calle El Sol dejó de brillar cuando te fuiste, la plaza de los Hermanos Orbón adquirió un nuevo brillo con la llegada de El Cafetón.
Recuerdos, sigo mirando el espejo donde rompimos el miedo a base de nuevos recuerdos.
Te recordaré siempre o quizás siempre te recordaré, allá donde lata tu corazón solitario encontrarás mi mano para darte una palmada en el hombro y servirte un chupito más.
Hasta siempre, amigo.
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