El pasado día 28 de septiembre fallecía en el concejo de Siero la que fue una extraordinaria soprano, la gijonesa de adopción Celia Álvarez Blanco, y posiblemente debido a que pasó sus últimos años de vida entre Oviedo y la parroquia de San Félix de ... Valdesoto, sin que por ello se alejara nunca de su Gijón del alma, y que contaba con 91 años de éxitos en su paso por este mundo, y ya quedan pocos de 'los' y 'las' que disfrutaron tanto de su amistad como de su innegable arte. Lo cierto es que esos pocos afortunados son quienes consideran que las nuevas generaciones deben conocer la vida y obra de quien hizo historia llevando el nombre de Gijón y Asturias por los escenarios donde actuó tanto en España como en el resto de Europa e Hispanoamérica.

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Nuestro personaje de hoy nació en Blimea, concejo de San Martín del Rey Aurelio, el día 17 de mayo de 1933, y fue la tercera de los hijos de Celia Blanco González y Ángel Álvarez Sánchez, industrial vinculado a la minería y la metalurgia que en su juventud había sido un destacado jugador de fútbol del Racing de Sama. La familia vino a vivir al gijonés barrio de El Carmen cuando Celia contaba tres años de edad, y su primer colegio fue el San Vicente de Paúl para luego cursar el Bachiller con las RR. MM. Ursulinas mientras cantaba en el coro de la parroquia de San José, pero fue cantando durante la fiesta de la Virgen de Otero en Pola de Laviana cuando la escuchó José Antuña, director de la Banda de Música de Candás y posteriormente César San Narciso, director de la Banda de Mieres, quien recomendó a sus padres que estudiase canto. Y así comenzó sus estudios con el veterano barítono Vicente Galindo y el profesor de música y cantante Manuel Santullano para luego cursar cinco años en el Conservatorio de Oviedo y obtener el Premio Fin de Carrera en el Conservatorio de Madrid cuando contaba 22 años de edad, lo que le vale para obtener una beca de la Diputación Provincial de Asturias y trasladarse a Italia donde completa su formación, primero en la Academia Chigiana de Siena y finalmente en el Conservatorio de Milán, donde ya se consagra actuando en tres conciertos con la orquesta del Conservatorio Giuseppe Verdi y con la del director Vittorio Baglioni.

De regreso a Gijón obtiene un gran éxito cantando en el Teatro María Cristina, y en el Paraninfo de la Universidad de Oviedo con la orquesta que dirige el maestro Ángel Muñiz Toca, para muy pronto regresar a Milán donde estudia técnica vocal con la famosa profesora Rosita Salagaray a la vez que canta en varios conciertos, con la Compañía de Jóvenes Cantores Italianos y canta en 'El elixir di amore' de Cayetano Donizzeti y da comienzo la década de los años sesenta que puede calificarse la de sus grandes éxitos. Debuta en Dublín con la ópera 'Fedora' de Humberto Giordano, dirigida por Giuseppe Patane y en 1961 se convierte en la primera soprano asturiana que canta en la Ópera del Teatro Campoamor interpretando 'La Boheme' de Giacomo Puccini con la Gran Compañía Italiana de Ópera, con motivo del XII Centenario de la fundación de la ciudad ovetense. Un año más tarde vuelve a Italia para interpretar 'Il Pittore Pargino' de Domingo Cimarosa en el Teatro de la Ópera Giocosa de Génova. Da varios conciertos en Milán sobre el Folklore Internacional y vuelve a España para cantar 'El Mesías' de Haendel en el Teatro Emperador de León dirigida por el maestro Odón Alonso.

En el año 1964 da tres recitales en Gijón con la pianista Ana María Gorostiaga y un concierto en Santa Cruz de Tenerife con la Orquesta de Cámara de Canarias dirigida por el maestro Sabina. Al año siguiente actúa en Televisión Española y Radio Nacional de España y viaja a Puerto Rico, donde da varios conciertos en San Juan, Ciales, Universidad de Pons y Televisión Central.

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En los años setenta del pasado siglo, ya más centrada en Asturias, da conciertos en Gijón, Oviedo, Santander y León interpretando obras de Enrique Truan, y también en Lérida, Avilés y Mieres. Forma parte de la Asociación Gijonesa de Amigos de la Lírica 'Agal' y se estrena con un concierto de obras de Mozart, Rossini, Donizzeti, Puccini y Sorozábal. Ingresa como profesora interina en el Conservatorio Provincial de Música de Oviedo y en 1970 ya obtiene la cátedra por oposición en dicho conservatorio en el que desarrollará una ingente y reconocida labor, tanto en la enseñanza como en la promoción de la ópera y divulgación del canto lírico a todos los niveles.

Elegancia, sencillez y cercanía

Es fácil deducir la imposibilidad de resumir en pocas líneas la notable carrera artística de Celia Álvarez Blanco, que llegó a alternar en diferentes épocas con los cantantes del máximo nivel internacional, sin olvidar a los españoles Pedro Lavirgen y Alfredo Kraus, entre otros. Pero si tuviésemos que resumir en pocas líneas en estos momentos que tratamos de reconocer la aportación de Celia Álvarez a la historia musical de Asturias, en la figura de esta mujer sobresale su elegancia, personalidad humana y artística, sencillez y cercanía, y por supuesto una voz privilegiada y una vocación por el arte que supo transmitir en todos sus actos tanto sobre los escenarios como en la docencia, y prueba de ello es el interés de los gijoneses que la conocieron porque su aportación a la historia de Gijón y de Asturias no se pierda en el archivo del tiempo. Así que finalizamos dejando constancia de que Celia Álvarez Blanco también actuó ante reyes, príncipes, presidentes de gobiernos y en numerosos actos oficiales, pero esas ya son otras historias.

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