Neveras, arcones y camiones
Jaime Clemente Hevia
Martes, 11 de febrero 2025, 09:08
Secciones
Servicios
Destacamos
Jaime Clemente Hevia
Martes, 11 de febrero 2025, 09:08
Os prometo que no quería escribir sobre los árbitros. Tenía una columna sobre Donato, un guaje de quince años puertorriqueño que apareció en la Super Bowl con una camiseta de Cazorla. Había venido hace unos meses con su padre, que se crio en Oviedo, a ... ver a su abuela y a ver un partido del equipo. Pero hay veces donde uno tiene que renunciar a la belleza para mancharse las manos. Hay veces donde uno tiene que llenarse de barro hasta las cejas, porque si tiene la oportunidad y la responsabilidad de escribir cada semana sobre el equipo de su ciudad tiene que asumir las consecuencias. Aunque a veces duelan, aunque no sea lo que queramos. Uno tiene que salir a dar la cara por respeto a los lectores de este diario que llevan dos fines de semana viendo como a su equipo le perjudican dos acciones arbitrales. Sobre la primera todos escuchamos audios y vimos imágenes. Probablemente, haya sido uno de los mayores escándalos de la temporada. Pero, de la segunda, aunque todavía no tengamos audios, ya se han visto las imágenes que utilizan para no pitar una mano dentro del área. Imágenes, por cierto, que, si se hubieran analizado con la sensatez necesaria, hubieran tenido como consecuencia penalti para el Real Oviedo y la expulsión del jugador del Eldense por clavarle los tacos en la pierna a Colombatto.
Dos decisiones arbitrales que nadie entiende y que le han costado cuatro puntos al Real Oviedo. Pero desde la directiva sigue el silencio, sigue la gestión interna, siguen las visitas a los despachos sin un comunicado público donde defender los intereses de sus abonados, de su equipo y de sus aficionados. Todo para ver como en una entrevista Medina Cantalejo dice que equipos como el Real Oviedo, cuando le visitan en su despacho, vienen necesitados de cariño. Pero el pobre Medina todavía no ha entendido que los equipos acuden a él porque sus compañeros han vuelto a cometer un error que solo se entiende cuando detrás, supuestamente, puede haber una mala intención. Porque si nosotros quisiéramos un milagro, que parece que para tener un arbitraje correcto es a lo único que aspiramos, visitaríamos a la Santina en Covadonga y le pediríamos que intercediera por nosotros.
El problema es mucho más grave de lo que parece. En el mundo del fútbol la inmensa mayoría de la gente estaba de acuerdo con el error de Almería y, por lo que he leído a estas horas de la noche, nadie entiende que no haya pitado penalti. Pero mi pregunta es de qué sirve que días u horas más tarde se reconozcan errores arbitrales si nadie me devuelve los tres puntos. Porque, entonces, cuando llegue junio y, Dios no lo quiera, no hayamos ascendido, tendré que ir al Comité a que me hagan un vale con los puntos que me quitaron y ver si me los computan, como si estuviera en el supermercado, para que nos el ascenso que ellos, con sus decisiones, nos negaron. Porque, por lo que parece, en todas las instituciones que viven de este deporte no hay ninguna persona que sea capaz de levantar la cabeza para ver las consecuencias de estos errores. No caben ya más neveras. Están todas hasta los topes. Sólo les quedan comprar arcones y alquilar camiones donde esconder los bochornos que cada fin de semana suceden en un deporte donde, supuestamente, porque a quien se lo cuentes te dirá que le mientes, las jugadas se revisan cuando suceden.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.