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Me gusta el bus urbano. Es un observatorio social magnífico. Debajo de casa, paran el 3 y el 5, que me llevan al centro. El número 3 sigue hasta el campus universitario y el destino final del 5 es el polígono industrial. Tienen horarios parecidos ... y cojo el primero que pasa. Cuando llego a la parada, saludo con un sonoro «Buenos días», que me basta para saber en qué bus viaja cada cuál: los del 5 responden al saludo, los del 3 siguen absortos en sus móviles y callan. Aún no me he acostumbrado al espectáculo ofrecido por veinte jóvenes mirando un teléfono sin cruzar una sola palabra. Hace diez años, hubiera sido ciencia ficción. Hoy es la vida misma.

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elcomercio El bus del campus