Saben ustedes sobradamente que Oviedo es, esta anualidad, capital europea de la Gastronomía. Tienen eventos a lo largo del año para conocerla y disfrutarla, destinados no solamente a foráneos o visitantes, sino a los que pateamos estas calles de 1200 años, porque uno conoce Dubai ... sin conocer Villallón y le chifla el sushi y orila, en ocasiones, la carne gobernada.

Publicidad

La semana que viene el Desarme será especial, con mucha celebración en el lugar donde se mueve el mundo, en torno a una mesa. Ya sea la de su casa, con su familia, planteando qué van a hacer el fin de semana o conversando acerca de eventos escolares, o en la más digna que se les ocurra, donde dignatarios y representantes reales conversen acerca de futuros ( y sin duda evitables) conflictos bélicos.

El caso es que los grandes eventos, las grandes celebraciones, los premios y reconocimientos no parten de la idea de un representante municipal o regional, ni de una convención de partidos políticos sobre un evento. Estas actuaciones las respaldan y son imprescindibles, pero sin duda nacen de una cultura de base, de una conducta popular, de que, en lo que a gastronomía se refiere, los ovetenses conozcan y valoren lo que se come en esta tierra y en sus establecimientos hosteleros.

Y por eso les he traído hoy las peñas gastronómicas. Pero no las enormes cofradías, que tanto hacen por difundir nuestra cocina y gastronomía, sino esas pequeñas, compuestas por amig@s que solo aspiran a sentarse regularmente juntos, conocer productos, degustar vinos, aprender nuevas cosas y charlar sosegadamente de lo que les ocurre, escuchando las ambiciones o pesares de otros.

Publicidad

Formo parte de dos de ellas, en las que reconozco haber aprendido a apreciar nuestra cocina y la foránea. En la que he conocido vinos y licores y apreciado salsas de elaboración artesanal. En donde viajamos a restaurantes de toda la región únicamente guiados por dos premisas: la cocina de temporada y las ganas de estar juntos.

Y estos grupos, que coincidimos en ocasiones en establecimientos señeros de Asturias, pero también en pequeños bares donde quien lleva la cocina elabora unas cebollas rellenas increíbles, unos pimientos inmejorables, unas alcachofas recogidas el día anterior, o el mejor pescado que usted pueda encontrar, son la base de que se reconozca a esta capital como la de la gastronomía hispana.

Publicidad

Porque en esta tierra, un sábado como hoy, podrá ver usted grupos de amigos que preparan con antelación su menú, consultan qué productos acaban de llegar en este recién iniciado otoño, con qué vino es conveniente maridarlos, piden un postre casero de esos que se arrastran de recetas de abuelas, y alargar la sobremesa donde tienen cabida el Presidente del Gobierno y el mal carácter de un suegro, la dificultad de tratar un adolescente y el terrible conflicto en Oriente Próximo, la Revuelta y el Hormiguero, la amistad y las crisis matrimoniales.

Y, cada vez que se levantan de esa mesa y felicitan al hostelero por el trato personal y del producto, y se van a sus casas, acaso sin saberlo, siguen haciendo más grande esta capitalidad.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3 meses por solo 1€/mes

Publicidad