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CCuando uno pasa estos días cerca de la Fábrica de Gas, ya puede escuchar el rumor de obras. Algún camión, alguna excavadora, y sonidos de demolición. Al parecer, la primera fase es la dedicada a la salud, es decir, la eliminación del amianto en la ... ona, que es mucho, de muchos años de trabajo, y muy nocivo.
Se han iniciado las demoliciones de construcciones que llevaban años en desuso y que se sostenían a duras penas, imposibles de recuperar. De ahí se nivelará el suelo, y se procederá a iniciar la descontaminación de un suelo en el que se trabajó durante decenios, cuando aquello del medio ambiente no era una prioridad, como ahora, afortunadamente, hemos aprendido a fuerza de quedarnos sin planeta si nos despistamos un poco.
El propietario, como bien saben, es un fondo de inversión que, para que no temamos más que lo justo, es especialista en la reconversión de espacios similares. El gasómetro, la chimenea, el horno, o el depósito de aguas de La Popular Ovetense están protegidos, y son parte de nuestra arquitectura industrial y ahí se quedarán, reconvertidos en una zona abierta a la ciudad tras esos portones que, en la calle Paraíso, el Postigo o la Cuesta la Vega, nos impidieron entrar durante decenios.
Es el momento de reconvertir esa parte de la ciudad y de hacerlo bien. Ahora que tenemos la entrada de Oviedo con una nueva configuración urbanística (a unos les gusta y a otros no, como todo en la vida), con el bulevar de Santullano en ejecución, con El Vasco como nuevo centro comercial y gastronómico, la Fábrica de Gas debe configurase como otro polo más de modernidad de la ciudad.
El ánimo especulativo justo pero necesario. Nadie regala duros a cuatro pesetas (aunque mis hijas no entiendan este refrán cada vez que lo cito) y es necesario que quien debe invertir en esa zona un auténtico dineral en descontaminar una zona de nuestra ciudad tenga su retorno económico. Mas con mesura. Manteniendo la historia de la ciudad y en la línea de muchas ciudades fabriles europeas que han hecho maravillas en situaciones similares. Londres, Glasgow, Ámsterdam o Viena son ejemplos a seguir y los propietarios y sus directores técnicos sin duda los conocen. Las administraciones públicas vigilarán que todo se haga en orden.
Y en nada, ya lo verán, tendremos cuatro calles de acceso a una gran plaza central, con las construcciones históricas remozadas y con una zona de vivienda que amplíe el parque urbano. Y con zona comercial que amplíe las que se encuentran próximas.
Tuvimos un recinto fabril en decadencia durante decenios y ahora albergamos la esperanza, pronta y cierta, de un nuevo centro urbano que conserve nuestra historia y mire al futuro. El día que enlacemos con la fábrica de armas, esta ciudad estará irreconocible, afortunadamente.
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