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Ya hablamos hace una semana del 'play off' del Real Oviedo, los deseos, las inquietudes, los miedos y las esperanzas, las carencias físicas, lo que nos sobra técnicamente, y el equipo que todos llevamos en el alma en esta ciudad.
Pero ahora hemos dado un ... salto más. Vamos a jugar la final del 'play off', y lo de menos es el contrario. Y lo más importante parece ganarlo y ascender, y sin duda lo es. Pero no lo es todo. Hay equipos que han ascendido (véase el Leganés) y juntaron cuatro gatos en una desangelada plaza para celebrar el ascenso. Hasta la propia presidenta de la Comunidad de Madrid tuvo un lapsus y se refirió a los getafenses. Y es una comunidad con seis equipos en la máxima categoría, ahí es nada.
Pero quizá lo más importante es el clima que se ha generado. El espíritu, el sentimiento, las sensaciones entre la afición. El ánimo de la ciudad.
No es normal que en una hora se agotasen 5.000 entradas para la final destinadas a socios, teniendo en cuenta que salieron a la venta a las 23.30 de la noche. No es ordinario que haya colas en el Tartiere desde primera hora un jueves laborable, y la gente guarde la cola con una sonrisa y la esperanza de poder ver a su equipo realizar el mejor partido posible. Para que haga el partido y la eliminatoria de sus sueños.
Pero nada es ordinario en esta situación del Real Oviedo, que va mucho más allá del fútbol. Decía Arrigo Sachi que el fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes. Y aquí, en esta ciudad que sobrevive dentro del marasmo económico general, lo más importante es lo que se está generando alrededor.
Niños que nunca habían ido al campo y ahora acompañan a sus abuelos, orgullosos con su bufanda. Niñas y mujeres porque el fútbol dejó de ser cosa de hombres el mismo día que el anuncio de Brandy se convirtió en vintage. Matrimonios que acaso no compartan ya nada más que la convivencia y el partido del fin de semana. Y todos los que, el lunes, cuando el Oviedín ha ganado, enfrentamos la semana mucho mejor, con mejor humor, y hacemos la vida de los demás más fácil, porque la felicidad cada uno la encuentra donde desea.
Porque el balón entrará o no. Eso no depende más que de los 22 que están en el campo y los que guardan porque se cumplan las normas de la competición. Pero el resto, todo lo que se ha generado, el 'clima' de la ciudad en torno a lo que está ocurriendo, no podría ser mejor.
Y ese clima, esa esperanza, esa confianza en que todo puede llegar al lugar que deseamos, es lo más importante de todo.
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