Los carteles de Podemos

Y resulta que cuando uno lo examina y asocia el color violeta a un partido político, tampoco encuentra la marca Podemos, porque resulta que, como ustedes saben, andan a la gresca entre el grupo parlamentario y el partido, la junta local y la regional, y uno no sabe realmente qué queda de cada cosa. De momento lo que queda del 'circo' es una diputada, Covadonga Tomé, que es la responsable («irresponsable», diría yo) de esos enormes carteles anunciadores.

Y afectan a la vivienda. Con una reivindicación genérica a favor del derecho de todos a tener una vivienda digna. Una manifestación genérica que podemos hacer cualquiera: una ONG, un afectado por un desahucio, la iglesia católica (que tan poco acostumbran a reconocer partidos de ese espectro político y que tanto hace por quien se encuentra sin un techo para cobijarse) o usted y yo, un desiderátum vacío.

Y de ahí en adelante, un mensaje a favor de la intervención de los precios de la vivienda, con el alegato de que habría vivienda para 'les nuestras families'. En tiempos de bulos e informaciones inciertas, me asusta leer lo que la señora Tomé cuenta en su cartel.

Intervenir los precios de la vivienda se ha demostrado una medida absolutamente contraria a favorecer que haya más vivienda para todos. En Cataluña se establecieron 'municipios tensionados' donde se toparon los alquileres y, en ese momento, en cuanto concluye un contrato, esa vivienda no vuelve al mercado inmobiliario. Ha bajado un 1.000 % la oferta en todos los lugares en que se ha intervenido el mercado de la vivienda. Es una mala solución, propia de países con dictaduras o con mercados que no son libres, y por ello, contraria a derecho en un país en que la libertad de mercado y la propiedad es principio fundamental.

Por eso me asusta una manifestación tan contraria a la lógica, a los principios económicos y a la libertad y la propiedad y en un cartel enorme que pagamos todos con los medios que se entregan a los partidos políticos. Crear vivienda social, favorecer a los propietarios para que saquen sus viviendas al alquiler, garantizar sus derechos del mismo modo que se tutela a los inquilinos, otorgar bonos–vivienda a jóvenes para que accedan al mercado del arrendamiento. Son medidas que funcionan, probadas en otros sistemas, eficaces. Topar el mercado, invadir el derecho de propiedad, es lo contrario a lo que ha dado soluciones en este país.

Así que nada, si se pasan por La Tenderina o La Corredoria, se las encontrarán. No les hagan mucho caso, ya les digo que lo que les cuenta es ideológico, pero ni práctico ni real.

Acaso convendría que la señora Tomé mirase a otros partidos de la izquierda en Oviedo que, lejos de vallas estériles, han llegado a un acuerdo con el partido del gobierno para aprobar los presupuestos. Han planteado sus reivindicaciones, han negociado y han llegado a un acuerdo con quien parece en sus antípodas políticas. Esto es hacer algo eficaz. Lo otro, propaganda. Las grandes dictaduras siempre tuvieron un ministerio de ese ramo.