Un jueves de 1523 los Reyes concedieron a la ciudad de Oviedo el permiso para celebrar un mercado semanal al aire libre que tendría lugar cada jueves en horario de mañana y tarde. Esa concesión significó que el comercio fluyese y de los pueblos cercanos ... acudiesen cada jueves a la raíz del que sería el Mercado El Fontán para traer sus productos, y eso conllevó, de inmediato, un exponencial crecimiento de la ciudad.

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La concesión se extendió poco después al domingo, pudiendo celebrarse dos días por semana y, ante el crecimiento de los comerciantes que ofrecían sus productos el hecho de que se celebrara al aire libre llegó a provocar un problema de salubridad, con lo que, en 1702 se realizaron las obras para la creación de un mercado cerrado. Lo que comenzó siendo un grupo de edificaciones de poca altura se transformó en 1882, sobre el antiguo colegio de San Matías, en el germen de lo que hoy vemos. La última reforma, la realizada en 1994, ha cumplido este 15 de diciembre 30 años de realidad y servicio a la ciudad.

El Mercado El Fontán no es solo un grupo de comercios de lo más esencial de esta ciudad, es un punto de referencia neurálgico de la misma. Un punto más en las paradas de los tour que recorren la ciudad, un lugar para tomar el vermú los domingos por la mañana, aquel donde uno puede encontrar la mejor carne, el mejor pescado, les fabes, los encurtidos, el pan...

«No es solo un grupo de comercios de lo más esencial de la ciudad, es un punto de referencia neurálgico»

Acaso toque una nueva reforma del mercado, pero recuerdo que la anterior estuvo envuelta en polémica y esta lo estaría de nuevo. Los grupos municipales pueden estar 10 años proponiéndola, 2 años criticándola mientras se realiza y otro con posterioridad con su resultado, y cerrar el mercado ahora, con la demanda actual y su tasa de ventas, se antoja imposible. Quizá haya que asumir remates parciales para mantenerlo en orden, que todo aquello por lo que pasan 30 años, sufre el paso del tiempo.

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Pero la realidad es que este domingo, uno de nuestros emblemas de comercio está de cumpleaños, y, la mañana anterior, donde estuve en El Fontán comprando pescado, comprobé que su salud comercial sigue plena. Una mañana de sábado en que uno compra lo que necesita, da una vuelta por los puestos del exterior, devuelve un libro en la biblioteca pública y toma un vermú en la zona es Oviedo puro en vena.

Nada más clásico que El Fontán. A la altura de lo mejor de esta ciudad, una escultura permanentemente viva y repleta de actividad, como la ciudad a la que pertenece, desde hace cinco siglos.

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