Entre el amor y la sombra

El día antes, en una cena, sus más íntimos nos contaron muchas cosas de los días y las noches de Ángel González. Joaquín Sabina, Alfredo Bryce Echenique, Luis García Montero, vinieron a la ciudad de Ángel para darle el último adiós.

Creo que ya se lo he contado alguna vez, porque un lustro después, publiqué en estas mismas páginas una columna titulada «Cinco años sin brújula» y aún le recordé en su décimo aniversario.

Hoy traigo al maestro de nuevo aquí porque se ha puesto de moda su nombre. Resulta que David Broncano, al hablar de poesía la pasada semana, mentó a Ángel González y dijo, simplemente, «Ángel González, Ángel González mola mucho». Eso dio lugar a que las búsquedas del nombre del poeta y de poemas suyos se multiplicasen un 1.100 %.

Y algunos critican en las redes el analfabetismo de quien no conoce a nuestro poeta de la generación del 50 y ahora solo lo busca porque Broncano ha dicho que «mola». Y afirman que qué país es este si para que un presentador de televisión tiene más poder cultural que un ministro. Yo creo que el ministro de Cultura hace años que no es un ejemplo a seguir, y, en todo caso, soy de los que piensa que no me importa cómo la gente llega a la cultura, cómo conocen a Ángel González, solo me importa que lo conozcan. No recuerdo quien me recomendó muchos libros que disfruté leyendo. No importa cómo llegues, lo importante es llegar.

Por eso me alegro que a Broncano le guste Ángel González, porque si que haya dicho su nombre ha significado que 200.000 españoles busquen sus poemas, y se detengan en «por aquí pasa un río» o «donde pongo la vida pongo el fuego», ya ha merecido la pena.

Y, aquí, en su tierra, no le olvidamos nunca, ahora que hace 15 años que nos dejó. Y el próximo 24 de octubre, en la casa de Cultura de Llanera tendrá lugar un recital que ya le homenajeó hace unos años: «Entre el amor y la sombra». Cuatro músicos de excepción y la voz de poeta Pabló Texón leyendo a Ángel González.

No se lo pierdan. Que no haga falta que se lo diga Broncano. Les prometo que no se arrepentirán.