Secciones
Servicios
Destacamos
Uno, que ya lleva varias campañas políticas locales a sus espaldas ha leído slogans de pasión, amor, respeto o cariño por Oviedo en las más diversas siglas que se presentaron a las mismas. Nadie duda de somos muchos los carbayones que amamos esta ciudad, y ... muchos de ellos están en política, no lo duden, porque ahora mismo la política es un oficio ingrato y esclavo, que ha de tener mucho de vocación en tiempos de tribulación al respecto.
Pensaba esto del amor a Oviedo ayer mismo cuando el asesor de prensa de alcaldía, Alfredo Sánchez, me comunicó que acababa de fallecer Adolfo Casaprima. Amor a Oviedo son las tres palabras que resumen perfectamente su trayectoria vital.
Todos los que transitamos por Vetusta hace años conocíamos a Adolfo. A toda su familia antes, pero a él, desde los medios de comunicación (prensa, radio, televisión), desde su faceta cultural (editor y escritor prolífico) y desde su faceta gastronómica (las Cofradías gastronómicas le deben tanto como le debemos muchos ovetenses). Los panegíricos no son para quienes tienen méritos sobrados, dicen que decía Galdós, así que sus muchos méritos son conocidos por todos.
Pero sobre todo, lo que llevaba en vena era esta ciudad. Todos sus lugares, históricos y actuales, sus documentos, su Historia, de la que él formaba parte, aunque nunca se reivindicase, aunque jamás pidiere nada para sí mismo.
Y su ayuda a otros carbayones. Desde archiveros a historiadores, desde geógrafos a cocineros, desde reposteros a comerciantes. Todos los que necesitaban saber algo de la ciudad podían acudir a él, pues les dedicaba su tiempo y su conocimiento sin mesura y sin precio. Como un gran libro abierto (como cualquiera de los suyos) que tenía tanto que enseñar y lo compartía orgulloso y satisfecho.
La gastronomía, y en especial la local, también fue una de sus pasiones y sobre ella escribió y con ella disfrutó. Hace tiempo que sabía que la enfermedad podía llevárselo, pero no perdió nunca sus valores fundamentales: el ánimo, las ganas de trabajar, la sonrisa permanente, la vocación de servicio a los demás y el amor a Oviedo.
Se nos va con Adolfo una parte importante de nuestra Historia reciente, esa que aún no está en los libros, pero estará para las futuras generaciones. Su vida sí que es el lema de cualquier campaña. Su pasión, afecto, respeto y amor a esta ciudad le convierten en un ovetense universal.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.