Llevo unos días analizando el significado que tiene que la Comunidad Europea recomiende preparar un 'kit' de emergencia para sobrevivir setenta y dos horas. Es ... decir, tres días. ¿Y después qué? No soy capaz de aparcar mi incredulidad ante semejante despropósito, habida cuenta de que eso sería, ante una situación de guerra, algo así como el chocolate del loro que diría mi abuela. Una maletita con algo de agua, unas latas de comida, una linterna, unas velas…, por supuesto la documentación. O sea, ese equipo que solíamos llevar en la mochila cuando en mi juventud nos íbamos de camping a los Picos de Europa. Pero, la verdad, nunca se me había ocurrido que ante la posibilidad (espero que remotísima) de un ataque nuclear hubiese que tener en casa disponible tal kit de emergencia. Si yo tuviese que prepararme para subsistir, algo más de 72 horas por supuesto, yo metería muchas cosas más: algún libro para no aburrirme, pastillas de toda para el dolor de cabeza, para el dolor de huesos, para el colesterol…, alguna crema para la piel, un espejo, un peine… Creo, no obstante, que ante una emergencia nuclear todo esto me iba a hacer el mismo servicio que la maletita que recomienda la Comunidad Europea. Qué quieren que les diga, no me imagino con la mochilita al hombro camino de no se sabe dónde y tampoco sabría muy bien para qué. La verdad, no me parece una idea especialmente brillante. Si de verdad quienes dirigen este mundo creen que estamos en peligro, en lo que deberían concentrarse es en evitar la guerra. Y ahora viene lo de armarse hasta los dientes, o aquel lema de los romanos de «si vis pacem, para bellum». Pero eso lo decían los romanos «in illo tempore». Pues nada parece haber cambiado, aunque ahora se empeñen en nuestro gobierno en rodear de eufemismos los que no tiene más significado que armarse hasta los dientes y cuanto más mejor, por aquello de tener más seguridad. Puede que sea necesario porque pertenecemos a una comunidad que no funciona, que no sabe hacerse valer ante estos locos que hoy dirigen el mundo desde sus cómodos despachos. Pienso en quienes vagan por Gaza sin rumbo, en quienes mueren en Ucrania (no importa de que bando, porque son muertes), y en otras muchas guerras que hay actualmente (creo que una treintena), ¿tienen ellos acaso un kit de emergencia? Y si lo tuvieran, ¿les serviría para algo? Tonterías las justas.

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