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O sea, de clase media. Frase normalizada como tal en la época franquista, cuando ya empezábamos a levantar cabeza en medio de una dictadura de post guerra que nos había sumido en la miseria, de la que conseguimos salir con un esfuerzo que hoy sería ... difícilmente comprensible. Aspirábamos, una vez quitado el hambre, a tener una vivienda propia, un utilitario y un trabajo fijo para toda la vida. Y las mujeres, feministas ya, a entrar en la universidad para alcanzar esa independencia que, aunque tuviera algo de teoría, nos haría libres. Llevó tiempo, tal vez más del necesario, pero lo habíamos conseguido. Y hablo en pasado porque una vez alcanzada esa clase media, de mujeres universitarias, de trabajos sin miedo a la temporalidad, con un techo digno y con la posibilidad de educar a nuestros hijos, llegó esta hecatombe en la que estamos sumidos. La clase política nos inculcó que había que llegar más lejos. Y, ¿quién no quiere mejorar? Fue fácil venderle a la sociedad esa posibilidad. Pero convertirlo en realidad es ya harina de otro costal. Con verborrea y sin hechos concretos no se alcanza el bienestar, ni a la ansiada libertad. En estos momentos ya no somos clase media, somos 'progresistas', y punto. Aunque los jóvenes no puedan emanciparse, no tengan dónde vivir, ni un puesto de trabajo sobre el que no sobrevuele la precariedad. Pasamos más bien a ser pobres o ricos. Pobre es aquella persona que le cueste trabajo llegar a fin de mes, pagar la hipoteca o permitirse unas pequeñas vacaciones. Pues un porcentaje muy elevado de la sociedad vive en esas circunstancias. Y luego están los ricos, los que se dedican a la política, por ejemplo, o algunos empresarios de dudosa honestidad (los del pelotazo, los de las subvenciones, los que se arriman a ese sol político de subvenciones y prebendas). Y finalmente los jubilados, sin comentarios. No cuestiono que habrá mucha gente honrada, pero como siempre esa es una minoría silenciosa que no se hace notar, la que calla y no se mueve, ni moverá nunca ficha para no verse aplastada por ese progresismo bronco e involutivo en el que estamos inmersos. Va a costar bastante trabajo que surja de nuevo la clase media, que de eso se trata, de facilitar trabajo, vivienda, estudios y ese bienestar social que un día tuvimos.
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