Castilla y León será muy pronto el primer escenario electoral que vamos a vivir los españoles. De momento son las únicas elecciones anunciadas -seguramente no serán las últimas- que mantienen la tradición de vivir todos los años bajo la atención de las consultas a las ... urnas que van determinando nuestras vidas. Estas elecciones castellanoleonesas son importantes por muchas razones, sobre todo porque marcarán el itinerario de la política española en los próximos meses.

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Pero ya no son solo las elecciones propias las que van determinando la vida pública de un país como España. También las elecciones ajenas influyen a veces tanto o más que las propias. Unas veces la influencia procede de la proximidad geográfica, otras de las vinculaciones con los países que las celebran y otras por su peso internacional o simplemente económico. Y este año tenemos para todo.

Dentro de unas semanas se celebrarán las legislativas -de las cuales saldrá el nuevo Gobierno-, en Portugal. Son unas elecciones que despiertan especial curiosidad tras el éxito de la etapa que concluye y las dudas que se abren ante la evolución futura. Obvio es añadir que las relaciones actuales pueden verse afectadas, aunque dados los candidatos ni la continuidad ni el cambio inspiran preocupaciones de este lado de la frontera. También están a la vuelta del calendario las elecciones presidenciales francesas, el otro vecino más próximo. La continuidad de Macron está puesta en duda continuamente por las encuestas, pero tampoco está clara ninguna de las múltiples alternativas que se ofrecen. La precampaña electoral, que ya lleva meses activa, aparece enmarañada por la diáspora de partidos que concurren. Mientras tanto, estos días en Italia se elegirá al nuevo presidente de la República. Es una elección parlamentaria animada por la competencia entre los dos candidatos, de peso uno y de nombre otro, que se disputan el puesto. Son dos aspirantes de características muy diferentes: por un lado el serio y prestigioso Draghi, actual primer ministro, y enfrente el incombustibles Berlusconi, quien aparece y desaparece del primer plano como por ensalmo.

Tampoco hay que desdeñar las elecciones intermedias que se celebrarán en noviembre en los Estados Unidos. A primera vista no despiertan el interés de las que incluyen el llamado ticket presidencial, pero su importancia no por eso es despreciable. Se renuevan las cámaras, algo fundamental para el funcionamiento de la Administración y los ambiciosos proyectos de infraestructuras del presidente Biden. Pero también incrementa su interés la incógnita que supone la actitud beligerante del expresidente Trump y su pretensión de convertirlas en plataforma para su regreso a las presidenciales de 2024.

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