La inflación y el saco de harina

Si a una persona que tiene 100.000 euros, le quitan un 25% de los mismos pondrá el grito en el cielo, pero si mediante una inflación del 5% anual, le quitan el 27,7% de dicho dinero, casi no se habrá enterado

Sábado, 10 de julio 2021, 02:13

«El IPC en el 2% no es un techo que no se pueda romper». La frase pronunciada en Fráncfort por la máxima mandataria del BCE Christine Lagarde es todo un aviso a navegantes respecto a lo que se avecina.

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Estamos habituados a leer en ... la prensa que casi todos los países tienen un nivel muy elevado de deuda pública y algunos como España, Italia o Japón aún más elevado. Pero si todos deben, la pregunta es obligada:» ¿A quién le deben el dinero?». Dicho de otro modo, ¿Quiénes son los acreedores de esa deuda pública mundial? La idea clave es que estamos ante un juego de suma cero, de esos a los que se refería el economista y matemático estadounidense John Nash, Premio Nobel de Economía del año 1994, con el matiz de que lo que unos países deben no se lo deben a otros países sino a otros acreedores, los cuales se pueden agrupar en tres bloques siguientes

Por un lado, estaría el BCE el cual atesora un enorme paquete de deuda pública, ya que mediante su política de 'tapering', va acumulándola para de ese modo conseguir que los precios de esos títulos de deuda pública no se derrumben en los mercados. Dicho de otro modo, el BCE compra deuda pública para evitar un crack en el mercado de renta fija y para impedir que países como España tengan que pagar unos tipos de interés altísimos cuando piden dinero prestado, lo cual generaría aún más déficit público y nos metería en una espiral envolvente que conduciría al desastre.

El segundo bloque lo constituyen muchas entidades financieras y, sobre todo, fondos de inversión que cuando reciben dinero 'temeroso' de clientes que huyen del riesgo se ven casi obligados a invertirlo en esos títulos de renta fija pública, la cual se supone que está exenta de riesgos, mientras que el gigantesco paraguas auxiliador del BCE siga desplegado. Si alguna vez ese paraguas se cerrase y esos títulos de bonos, obligaciones, etc. reflejasen, mediante su tipo de interés la situación real, habría un batacazo sin precedentes y el dinero de esos ahorradores prudentes correría un serio peligro. La Renta Fija, se llama así porque se supone que quienes compran esos títulos tienen garantizado el cobro de un cupón y, en especial, porque se supone que, a diferencia del mundo de las acciones, el principal o capital está garantizado. Pero podría no ser así, especialmente en los títulos con un vencimiento a largo plazo. Un claro ejemplo serían los títulos británicos denominados 'consols', que son Renta Fija Perpetua, es decir sin vencimiento. Si hubiese una subida de tipos de interés, el precio de esos títulos se desplomaría brutalmente.

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El tercer bloque de tenedores de esos títulos de deuda pública de los diferentes países, lo componen los particulares que compran esos títulos de deuda pública. Esas compras no se realizan con la idea de obtener una rentabilidad ya que en estos momentos la misma es casi del 0% o incluso negativa, sino con la idea de preservar el capital.

Pero si analizamos con detalle los tres bloques de tenedores de esos títulos de deuda pública de los diferentes países, vemos que el primer bloque consiste en realidad en inyectar dinero el BCE, o lo que es lo mismo, es como meter más billetes del 'monopoly' en la partida. Es decir, inflación. Eso mismo también lo hace la FED norteamericana. Esa inflación la sufrirán los que tienen ahorros y se beneficiarán de ella los deudores. Es decir, la inflación diluye la deuda. El segundo bloque de tenedores de deuda pública y el tercero en el fondo son la misma cosa porque cuando los bancos y los fondos de inversión compran esos títulos lo hacen para invertir el dinero que manejan de sus clientes. Es decir, los verdaderos acreedores de la deuda pública de los estados, son los particulares que compran, de forma directa o indirecta, esos títulos de deuda pública.

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Es decir, la existencia de una gigantesca deuda pública mundial significa que una parte de la población, los ahorradores modestos en su mayor parte, se han sacrificado y apretado el cinturón para que otros vivan bien a costa suya. Esos otros son de diverso tipo, empezando por las clases políticas y burocráticas que absorben esos recursos y otros colectivos receptores de ayudas.

Como la deuda pública mundial es impagable, sólo hay dos caminos para afrontar dicha situación. Uno es generar inflación para devaluar dicha deuda y hacer que pierda valor real y el otro es, directamente, declarar un 'default' y hacer que los ahorradores inocentes pierdan ya todo su dinero, mediante una especie de 'quita'. Como lo segundo generaría un shock social, nos encaminamos hacia la primera vía. Por eso el BCE, que tradicionalmente siempre mantuvo su objetivo de mantener la inflación a raya, ahora ya no le preocupa que puntualmente pueda pasar del 2%, al igual que a la FED en Estados Unidos no le preocupa que allí haya ya una inflación del 5% porque realmente esa solución de 'quita o expropiación' silenciosa del dinero de los ahorradores es mucho más sutil y menos problemática que la quita directa. Si a una persona que tiene 100.000 euros, le quitan un 25% de los mismos pondrá el grito en el cielo, pero si mediante una inflación del 5% anual, le quitan el 27,7% de dicho dinero (lo cual es el resultado de un 5% anual de inflación por el efecto del interés compuesto), casi no se habrá enterado.

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Por eso dice un proverbio chino que «Quítale a un hombre que viene del molino medio saco de harina y luchará a brazo partido para evitarlo, pero hazle un pequeño corte en el saco e irá perdiendo harina sin darse cuenta y no pasará nada». El saco ya está recibiendo los primeros cortes y faltan muchos.

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