El INE (Instituto Nacional de Estadística) ha publicado el pronóstico de la inflación interanual para el presente mes de Julio y el dato ha desatado todas las alarmas porque la inflación ya alcanza el 10,8%, siendo el peor registro en los últimos 38 años. ... Pero el dato verdaderamente preocupante es que la tasa subyacente, o sea la inflación de fondo no meramente coyuntural, ya es del 6,1%. Dicho de otro modo, la subida de precios ya no es algo que esté motivado sólo por el precio de la energía, sino que la espiral inflacionista se ha trasladado a todo el sistema productivo y a todos los artículos, con lo cual será mucho más difícil de atajar.

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El problema es generalizado en todo el mundo occidental y en Estados Unidos la inflación también sobrepasa ya el 9% y en países como Argentina ya alcanza el 64%. Todo ello sitúa a los bancos centrales ante un verdadero dilema. De hecho la FED norteamericana, presidida por Jerome Powell, decidió hacer otra subida agresiva de tipos por importe de 0,75% y los mercados apuestan por más subidas en Septiembre. Una subida tan drástica y rápida de tipos no se hacía al otro lado del Atlántico desde los tiempos de Paul Olcker al frente de la FED, cuando en 1984 no le tembló el pulso para domar al monstruo inflacionista. En aquel momento, las medidas del gigante Volcker (gigante por su estatura superior a dos metros y también por su inmenso caudal de conocimientos financieros y económicos) fueron eficaces, pero ahora la situación es muy distinta y nadie sabe exactamente cuál es el nivel óptimo en el que habría que situar los tipos de interés para resolver este problema sin causar un colapso económico y una profunda recesión.

Manejar los tipos de interés para evitar la inflación y propiciar el crecimiento económico estable siempre ha sido el gran dilema de los bancos centrales y siempre fue un tema controvertido. Por ejemplo, el papel del críptico y mítico Alan Greenspan, el cual fue presidente de la FED durante dos décadas (1987-2006), es cada vez más cuestionado, ya que durante su mandato llevó a cabo una reducción histórica de tipos de interés lo cual propició un gran crecimiento económico y bursátil, pero sembró gran parte de los problemas que vinieron después, como la generación de la burbuja inmobiliaria del 2007 y un largo etcétera. Para unos, Greenspan fue un gran bombero y para otros un pirómano. En general, los tipos de interés deben de ser más altos que la inflación ya que quien presta dinero o lo alquila debería de obtener una rentabilidad por ello y, en estos momentos, quien presta dinero pierde más de un 8% anual, lo cual es una auténtica aberración económica. El problema es que los precios se han desbocado de una forma tan rápida que no está claro hasta dónde deberían los bancos centrales llevar los tipos de interés para resolver este problema. Una referencia del mundo de las finanzas actual como es Mohamed El Erian, ha manifestado que tiene confianza en que la FED sea capaz de encontrar el punto justo en su política de subidas de tipos de interés, pero que la situación actual es la más difícil de los últimos cien años.

Por otra parte, aunque la inflación esté desbocada, la forma de la curva de tipos de interés en Estados Unidos, en la cual se ha producido una reducción del interés en la deuda a muy largo plazo respecto al que tiene la deuda a medio plazo, podría indicar que los mercados esperan que este problema sea coyuntural y controlable, pero la inflación crece y crece sin parar. Por el contrario, el afamado economista de Nueva York, Nouriel Roubini, ha declarado que pensar en que esta situación se podrá resolver con una recesión poco profunda es delirante y que se va a producir un gran batacazo económico en el mundo occidental porque, según él, nos encaminamos hacia una profunda Estanflación (paro e inflación simultáneos). Según Roubini la situación sería mucho peor que la vivida en los años setenta cuando la crisis de los petrodólares desembocó en la primera estanflación conocida ya que ahora además de ir hacia otra estanflación los estados occidentales están profundamente endeudados. En la misma línea que Roubini, Alemania acaba de publicar el Índice GFK de consumo y los datos son altamente preocupantes ya que se sitúa en el peor nivel desde que existe dicho índice en el año 1991. Es decir, los consumidores alemanes otean un futuro muy difícil y prevén recesión económica.

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Vivimos momentos extraordinariamente inciertos y en pocos años podría producirse un vuelco total en la situación económica de muchas personas. El refrán popular dice que 'A río revuelto, ganancia de pescadores', pero hay pocos peces y el mar tiene corrientes turbulentas.

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