La importancia de estar

Pero debe quedar meridianamente claro que no se trata de una cuestión de cumplir las cuotas que, dicho sea de paso, no comparto plenamente, pues ante todo creo en la meritocracia, pero que sí tienen un fin claro: que algún día podamos proclamar que ya no son necesarias por haber dejado de cumplir su función, pues hemos pasado a hablar de personas y sobre todo, de talento.

Hemos llegado hasta aquí por méritos propios y hay que decirlo bien alto, pues aún existe el famoso síndrome del impostor entre nosotras que hace que pensemos que no estamos preparadas para ciertos puestos o responsabilidades, o el hecho de que en ciertas ocasiones veamos, no sin tristeza, que el enemigo esta ciertamente en nuestra casa, en lugar de pensar que todas nosotras, aun con las diferencias que nos separan (y en esta diversidad se encuentra nuestra riqueza), debemos trabajar en esa visibilidad que tanta falta nos hace. No deben preocuparnos las críticas, pues como refiere en una de sus novelas Siri Hustvedt, Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2019, «las recriminaciones no dejan de ser una estrategia propia de los débiles. Tampoco las envidias o la crueldad porque son acompañantes inevitables de la fama, por modesta que esta pueda ser».

Debemos armarnos de valor y aparecer, aunque nos parezca intrascendente o innecesario. Es habitual saber de mujeres que han desarrollado en la sombra importantes roles, permaneciendo en un segundo plano mientras otros ocupaban la palestra y enarbolaban la bandera del éxito. En algunas ocasiones porque las circunstancias obligaban a ello, en otras por una inseguridad adquirida durante años y derivada de unos hábitos educativos equivocados.

Es posible que existan voces críticas que califiquen de innecesarias este tipo de federaciones y asociaciones, pero nada más lejos de la realidad, pues gracias a ellas se ha avanzado, por el poder que confiere una colectividad en pro de una idea.

Debemos defender el papel de nuestras asociaciones y federaciones de mujeres, como elementos esenciales para promover la participación activa de nuestro colectivo y la importancia que tenemos como agentes de cambio, así como el papel fundamental que desempeñamos como intermediarias ante las administraciones nacionales e internacionales para llevar nuestra voz, necesidades, reivindicaciones y propuestas, algo que sería imposible hacer a nivel individual, lo que ha determinado que se hayan producido cambios y avances muy significativos favorables en materia de igualdad. Y aunque ésta sea una realidad a nivel legislativo, aún no constituye una realidad social, pues en la vida diaria de muchas de nosotras, se siguen sufriendo manifestaciones de situaciones de desigualdad, que es preciso con nuestro esfuerzo, erradicar.

Ya no podemos seguir ocultándonos tras excusas trasnochadas. Ahora sabemos que somos capaces de alcanzar nuestras metas si ponemos los mimbres necesarios para ello, si perdemos el miedo escénico y decidimos estar ahí: 'estar en la foto'.

Begoña Fernández-Costales es Presidenta de la Federación de Empresarias y Directivas de Asturias (FEDA)