Secciones
Servicios
Destacamos
Si el lobo del cuento hubiera conocido a nuestra comunista caviar, Yolanda, ni siquiera se hubiera tomado el trabajo de perseguir a los cerditos. Para qué soplar sobre las casas, si es cuestión de tiempo que no las puedan pagar. Cada nueva propuesta de Yolanda ... confirma aquello que decía Norman Mailer sobre que el comunismo siempre lleva el sufrimiento humano a un grado más alto. Parte del Gobierno, en la misma línea soviética, quiere intervenir el mercado, señalar a los propietarios, cargarse la propiedad privada, y de paso, una de las herramientas de ahorro de la demediada clase media. Uno compra un piso, invierte un dinerito en mejoras, lo alquila, y quiere tener cierta rentabilidad, o sea, certidumbre pecuniaria. Hablamos de gente normal, no de especuladores con 30 pisos en el barrio de Salamanca. Si los iluminados tipo Yolanda, y el señor que le va a hacer la cama, el descolonizador Ernest Urtasun, quieren topar los precios, eso desincentiva la inversión e incentiva la desaparición de los pisos que se ponen en el mercado, y eso sube los precios. Pura lógica, pero eso nunca ha ido de la mano del comunismo.
A todo esto, sólo basta 'sumarle' las medidas para proteger a los vulnerables (¿la clase media no es vulnerable?). Una surrealista representante del Sindicato de Inquilinos, Valeria Racu, ha hecho una gira por las televisiones defendiendo a los okupas y denunciando a los propietarios «que son culpables» (hay 80.000 propietarios víctimas de okupas y en ascenso). Yo me quedé turulato. Y supongo que los propietarios que estén dudando en sacar su piso al mercado, y vean este esperpento, así como la impunidad de los okupas, se lo van a pensar un par de años más (aparte, que es inevitable subir los alquileres, porque la vida sube para todos). No, el problema está en otro lado, y no sólo es culpable este Gobierno, sino todos los anteriores, que se han ciscado en el artículo 47 de la Constitución, sobre todo en la parte de «aprobar normas pertinentes, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación». Los partidos se han forrado con la ordenación urbanística, mientras los españoles hemos ido cambiando de casa a medida que el lobo feroz tenía más fuerza en los pulmones.
La solución está en construir un parque público de vivienda social y de alquiler de manera estable con nuestros impuestos o mediante acuerdos con promotoras privadas para aumentar el número (de 13 millones de viviendas en España, 2,4 están en alquiler, y 325.000 son vivienda social, o sea). Según un informe del banco de España existe un déficit de 600.000 casas hasta 2025. Por lo tanto, hay que agilizar la burocracia para la transformación del suelo (te van a salir canas en el proceso de recalificar un terreno). Hay que garantizar la seguridad jurídica de los propietarios. Y, evidentemente, olvídate de intervenir los precios, porque ni los dueños se van a poner a tiro de pichón, ni los promotores van a hacer promociones 'built to rent'. De nuevo, la lógica, esa que no va con Yolanda ni con Urtasun ni con Isabel Rodríguez. La lógica, que nos dice que habrá un aumento de la oferta de vivienda, y una bajada de precios, porque el malvado capitalismo puede alimentarse de sangre, pero tiene sus reglas, y si está ahíto, no exige más. Todo esto lleva tiempo, y una política coordinada, porque el problema es estructural, pero no se soluciona con ocurrencias cortoplacistas, con propaganda, con parches a la carrera.
Por cierto, Almodóvar, con su piso de 400 metros en Pintor Rosales, otro en el Retiro, un edificio entero en el barrio de Salamanca, 14 plazas de garaje en Ventas, etc, y Wyoming, que tiene 20 inmuebles, seguro que están preocupados con el decreto antidesahucios y la ley de Vivienda.
Y soplaré y soplaré y tu casita derribaré, decía el lobo. Ahora, el lobo es posmoderno, pasa de ideologías, y no sopla: se dedica a mirar Idealista, y a estudiar el neolenguaje que oculta el estrangulamiento de la gente, 'zonas tensionadas', 'neoliberalismo austericida'. Se ríe mucho cuando comprueba que los mercados más salvajes no son Barcelona, Málaga, Madrid o Palma (que también), sino Murcia, Jaén y Soria. Se lo pasa teta cuando se da cuenta de que los comunistas lo que querrían de verdad es intervenir el mercado no para salvar a los 'vulnerables', sino para controlar el acceso a la vivienda y seleccionar quién tiene derecho a ella por privilegio político. «¡Auhh!», aúlla el lobo, muy entretenido. También se descojona cuando estos celebran la posibilidad de que los precios se hundan, otro disparate, siendo como es la vivienda el principal activo de ahorro de las familias. Si todo se devalúa, la gente no tiene dinero en el bolsillo, y eso se carga el tablero de juego.
De momento, los cerditos sabemos la importancia que tiene el dinero, porque «si quieres saber el valor del dinero, intenta pedirlo prestado», decía Benjamin Franklin. Sin dinero, no se puede ser feliz (a no ser que vivas en Bután, con una Carta Magna que garantiza la felicidad). Sin dinero no puedes tener una casa, ni de paja, ni de madera, ni de ladrillo. Pero eso, a Yolanda, que cobra un salario bruto mensual de 7.050,06 euros, es decir, 84.600,72 euros al año, le da un poco igual. «Eternamente, Yolanda», que cantaba Pablo Milanés. Les ahorro el resto de sueldos del politburó: no les quiero encenizar el lunes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.