![La tentación regionalista](https://s1.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/03/03/Imagen%20Del%20Valle-U200137515619uD-U2101716839821sRH-1200x840@El%20Comercio.jpg)
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Ah!, la tentación siempre está ahí, ¿verdad? Ves a los catalanes exprimiendo al Estado; ves a los vascos tirando de filosofía gitana: 'lo que sea, pero pronto y en mano'; ves a los nacionalistas gallegos, que también quieren tirarse al monte. Y en Asturias, alguien ... de derechas, alguien con mando en plaza, comienza a pensar que qué tal si nos empezamos a victimizar, que Madrid es muy mala y que nos trata mal. Alguien de derechas recuerda a Ana Pontón y piensa: Asturias no puede quedar ni un milímetro por detrás de lo que consigan Euskadi y Cataluña. Se acabó la resignación, comencemos a comer carne después de medianoche, como los Gremlins. Quizás no tengamos a un Pujol, pero tenemos una herramienta, el bable, y a Rodrigo Cuevas para hacernos el agit-prop. Luego es una cuestión de soltar epidípticos, uno tras otro, hasta que cale, y fomentar una omertá, para que, cuando menos te lo esperes, la cosa no tenga remedio y como el emperador Cómodo podamos cambiarle el nombre a Roma (Comodiana): País Astur, La Tierrina, Sidralandia... ¡yep!, lo que toque, será por creatividad con Rodrigo.
¡Ah!, la tentación. Es fuerte, hay mucho en juego. Es necesario buscar a un Javier Pérez-Royo, el catedrático de Derecho Constitucional capaz de encontrar la justificación de la Carta Magna para invadir Senegal. Es necesario copiar de nuevo a los catalanes y utilizar la teoría del fuet: rodajita a rodajita, nos quedamos con todo. La cosa es complicar la gobernabilidad al Gobierno central con un nuevo nacionalismo periférico, pero sin extravagancias, porque alguien tiene que pagar las pensiones asturianas. Forzar, pero sin romper, nada de milenarismos, que nosotros somos celtas, no caribeños. Hay que ir poco a poco, visitas a la Academia del bable, buen rollo («asumimos la discrepancia con el PP de manera momentánea y amable»), que el personal vea que es totalmente normal, y lo es, claro que sí, la cortesía, ante todo. Pero hay que tener cuidado, porque la naturalidad es una pose difícil de mantener, ya lo decía Oscar Wilde. Y si yo fuera alguien de derechas, con mando en plaza (todo esto lo digo por el señor Queipo, por si alguien no cae), recordaría aquel proverbio holandés: 'La confianza llega a pie, pero se marcha a caballo'. Y consideraría qué piensa la gente que me vota, porque el rechazo a la oficialidad de la mayoría no es 'momentáneo', porque volvernos nacionalistas y hablar bable, uy, eso ya lleva un referéndum, o al menos, preocuparse por los futuros apoyos, porque las hostias electorales pueden ser memorables. No sería la primera vez que sucede. Ya saben: uno es casualidad, dos, coincidencia, tres, acción del enemigo.
¡Ah!, la tentación. ¿Acaso no está la malvada Ayuso vendiendo la moto del 'madrileñismo'? ¿Acaso no está el melifluo Moreno Bonilla con el 'andalucismo'? En Asturias, en vez de apostar por el empresariado, por la internacionalización, por los autónomos, podemos 'tirar del tetu' de nuevo. El que no llora, no mama. A lo mejor, usar el bable como lengua vehicular. A lo mejor, considerarlo como mérito en puesto público. Más documentación bilingüe. Rodajita a rodajita, como el fuet. Partido a partido. Las famosas 'señales de humo'. Le buscamos otra vuelta al eufemismo de la 'oficialidad amable' y listo. Tenemos margen, la gente no se asusta porque hasta la mayoría reforzada de la oficialidad son 27 diputados y los números no dan, pero podrían dar. Depende de cómo respire el pueblo.
¡Ah!, la tentación. De vender que la lengua y la cultura deben estar al margen de ideologías y opciones políticas concretas (una rodajita, por si cuela), que sea una cuestión universal (dos rodajitas), que el bable contribuye a la vertebración del Principado (tres rodajitas). Podemos seguir, utilizar incluso el pneuma de los oradores griegos, la enumeración que encuentra su única medida en la duración del aliento expirado. ¡Todos somos Bimenes! Este fue el grito del señor Barbón, el mismo Barbón al que un conflicto con la ITV casi se le convierte en la batalla de Adrianópolis, pero que está dispuesto a meternos en el atolladero nacionalista, con manuales de lenguaje administrativo incluidos. Vanessa Gutiérrez le dijo a VOX que era importante escuchar a los asturianos para conocer su opinión sobre el bable. Pero eso es fácil, Vanessa, basta con convocar el famoso referéndum, con tantos por cientos consensuados, y lo vamos a saber rápido. Vanessa Gutiérrez dijo que la última encuesta sociolingüística de la Academia del bable asegura que el 63% de los encuestados apuestan por que sus hijos pudieran dominar el bable, y el 96% aspira a un futuro bilingüe para Asturias. Pero, hombre, Vanessa, no te puedes hacer trampas al solitario: encargar ese tipo de encuestas a la Academia es como encargarle algo a Tezanos sobre Sánchez, o que los equipos de encuestadores sobre la peligrosidad del tabaco sean contratados por Marlboro. Vanessa Gutiérrez también pidió respeto por «ética» para el bable, y bien, muy bien de hecho: es el mismo respeto que pido para todos los que no pensamos como Vanessa, y también el mismo respeto para nuestra inteligencia, que no es tan poca como para no darse cuenta de la jugada del 'fuet'.
Y poco más, estimados lectores. Quienes me leen ya conocen mi postura, pero no está mal recordarla, porque el señor Barbón y sus equipos también nos van a recordar-machacar su apuesta nacionalista. Y van a gastar nuestro dinero, y van a hacer mucha propaganda y van a tergiversar muchos argumentos, y van a cortar rodajita tras rodajita, y van a hacer muchas encuestas y se van a victimizar mucho. Entretanto, sus colegas sanchistas (y socialistas, no lo olvidemos) van dando gasolina a los nacionalismos, y Asturias continuará con sus problemas de vivienda, y con el sistema sanitario, y con la demografía, y con el tejido empresarial, y con…
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