![Sánchez o el exuberante aroma de la autocracia](https://s2.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/05/05/94050417-kGnD--1200x840@El%20Comercio.jpg)
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Parecía increíble, estas cosas sólo pasaban en Hispanoamérica, pero no, ya lo tenemos aquí: un autócrata de manual. Pedro Sánchez se ha tirado al monte definitivamente y, tras la tomadura de pelo colectiva, ha mostrado su alma de tirano. Se acabó la farsa, y esto ... va a ir rápido, todo depende de los obstáculos que le pongan los jueces. De momento, el baño de masas en plan Evita le ha salido mal, las calles no se han llenado de vítores abrumadores que pueda instrumentalizar, así que va a tirar de machete. Cuenta con la Ejecutiva federal del PSOE en plan congreso norcoreano mezclado con jornadas de autocrítica estalinista, todo aliñado con los alaridos siempre estéticamente devastadores de la señora Montero. El CIS continúa creando un sonrojante mátrix en el que todos toman la pastilla azul. Arbitrariedad, sectarismo, impunidad, propaganda, excepcionalidad, victimismo, democracia directa, deslegitimación del adversario. El culto al líder está servido.
Con la excusa de la investigación a su mujer (a las parejas de la derecha pueden investigarlas sin problemas), el patriarca Sánchez puede ya romper los sellos a fin de ocultar sus escándalos y mamoneos. Los modelos están ahí: castrismo, sandinismo, chavismo, peronismo. Sánchez buscará la comunicación directa con los ciudadanos, eludirá lo que pueda los debates parlamentarios. Todo el que no le baile el agua formará parte de las fuerzas del mal. Almodóvar seguirá haciendo el ridículo, y Wyoming mostrando las plumas de colores. Los presupuestos están para nutrir las redes clientelares. Y acojona mucho ver a periodistas veteranos berreando en las redes que hay que cerrar 'El Mundo', 'El Confidencial', 'The Objective', 'ABC', 'El Debate', 'La Razón', etc. Yo esto nunca lo había visto, y es aterrador, porque a mí nunca se me ha pasado por la cabeza decir que se debe prohibir 'El País', 'el Diario.es' o 'Público'. Nunca. Es más: son necesarios para una democracia sana.
Pienso en Sánchez y me acuerdo del Quijote: «La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira, como el aceite sobre el agua». Y la verdad apunta a varias cosas. Un patrón en el que Begoña Gómez puede cumplir el rol emotivo cuasi institucional de las parejas de los autócratas, tipo Rosario Murillo. La verdad apunta a una legislación contra la derecha a lo Maduro, «contra el fascismo, el neofascismo y expresiones similares». La verdad apunta a un ataque al estamento judicial, a fin de cambiar las mayorías cualificadas para elegir a los vocales del Consejo General del Poder Judicial (en su lugar se irán colocando los jurados con la ética adecuada para señalar a los disidentes). La verdad apunta a una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que atribuya la instrucción de los procedimientos a los fiscales, pero sin garantizar al mismo tiempo la independencia de la Fiscalía General del Estado frente a la potestad gubernamental. La verdad apunta a un modelo confederal con el apoyo de filoetarras, independentistas y nacionalistas para hacer posible el socialismo eterno. La verdad apunta a una ley contra la desinformación, con cierre de medios críticos y mordazas a periodistas. La verdad apunta a que sólo Sánchez puede ser representante único y legítimo de la voluntad popular.
Los autócratas se revuelven cuando están acorralados. Es la misma jugada de Cristina Kirchner cuando se vio rodeada por acciones judiciales. Victimismo sentimentaloide, acusación de los agentes del mal, exigencia de adhesión inquebrantable, sacrificio por el bien del pueblo, insinuación de represalias ejemplares. Sánchez no puede gobernar con apenas el 30% del voto, está empantanado en escándalos de corrupción, apenas puede salir a la calle, pero aspira ese aroma exuberante: el paroxismo por el poder, el sentido patrimonial del Estado. Y Sánchez abandona la socialdemocracia, un cascarón que no le sirve para salvarse, y se abraza al populismo radical, una herramienta mucho más afilada. Esta deriva bananera está asesorada, cómo no, por 'Zetapé', que le habla de las palmeras y de las sabrosas arepas y de los pajaritos que se le aparecen cuando está junto a Maduro.
Todo es una huida hacia adelante. Un lamento maniqueo, falsario, que busca esquivar la rendición de cuentas. Personalmente, creo que Sánchez, con una visión distorsionada por sus patologías, va a acabar mal. El plebiscito sobre su persona lo van a hacer en Europa y le van a explicar de qué va realmente la 'regeneración democrática'. La 'defensa de la democracia' se la van a deletrear los jueces. El 'bonapartismo chungo' se lo puede definir todos los días la prensa libre, así como los conceptos de corrupción y tráfico de influencias. La 'adhesión general, abstracta e incondicional del pueblo' se la van a tumbar los ciudadanos que, cuando se convoque el Día de la Lealtad, como hizo Perón, se quedarán tomando el vermú en una terraza. Hay que seguir haciendo frente a este caudillo, y llevará trabajo, y muchos sinsabores, y vamos a ver muchas cosas patéticas, y otras que darán vergüenza ajena, pero, al final, Sánchez podrá terminar como Nijinsky en su manicomio mental: «Lloro de pena. Lloro porque soy muy feliz. Lloro porque soy Dios».
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