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Usted quizás no, pero ellos sí creen en el apocalipsis, les da igual que sea humano o zombi. Les solemos asociar con las vastas praderas estadounidenses, pero también están en Europa. En las películas siempre salen en redes de retiros de supervivencia, fortalezas con aspilleras, ... rodeadas de zanjas y concertinas, o búnkeres subterráneos, que siempre terminan en alguna especie de organización fascistoide. Son los Preparacionistas, siempre apercibidos contra las multitudes malvezadas cuando caigan las estructuras de la civilización. Quizás nos puedan provocar media sonrisa, pero tal como está de revuelto el mundo, con pandemias, falta de papel higiénico y los rusos haciendo de rusos, ya no sé qué pensar.
Los Preparacionistas no sólo acumulan palés repletos de latas de bonito, sacos de arroz y paquetes de pilas: hoy se preparan militarmente, tienen nociones de medicina, y la horquilla de perfiles suele ser amplia. Lo básico es disponer de una mochila con contenido para sobrevivir 72 horas, que incluye una memoria con nuestros documentos esenciales escaneados. También ayudan los sistemas de filtración de agua y las pastillas de yoduro de potasio contra el envenenamiento por radiaciones. Ciertamente, son algo paranoicos respecto al Estado, y tienen la certeza de que cada uno debe buscarse la vida. En Estados Unidos hay toda una industria, casi 4 millones de gringos preppers, que genera alrededor de 107.000 millones de dólares, y supongo que su biblia es 'La Carretera' de Cormac McCarthy (esto me lo imagino yo).
Cada época tiene sus miedos, y estos comenzaron a cuajar en la Guerra Fría, con las hipotéticas lluvias radioactivas, a lo que se sumaron diversos colapsos económicos, la crisis del petróleo en los 70, carreras armamentísticas, el Efecto 2000 (¿se acuerdan?), los atentados del 11S, el cambio climático y sus Katrinas, la recesión de 2007-2008 y sus hipotecas sub prime, etc… Hay incluso cristianos evangélicos que se preparan para la Segunda Venida de Cristo, lo que va a implicar la Gran Tribulación, o sea, siete años de agitación antes de que las cosas se calmen y vayan al Cielo (también tenemos una versión católica, basado en apariciones marianas y el gran castigo que nos va a caer).
Indudablemente, los americanos llevan la delantera en estas lides. La caricatura del tipo conspiranoico con un almacén de armas, votante de Trump, y que piensa en amenazas desde mad doctors a ataques terroristas mediante impulsos electromagnéticos que hagan caer la red eléctrica del país, es real. No obstante, en USA se mezclan muchos factores que impulsan el movimiento: los escritores de ciencia ficción, el tamaño del país, su tendencia individualista (y aislacionista), la barra libre con las armas, el espíritu emprendedor, por no decir de 'frontera', etc… Existen comunidades como Fortitude Ranch, en Virginia Occidental: lugares aislados, con agua abundante, animales de granja, cultivos varios, y torres de vigilancia ocupadas por tipos armados hasta los dientes. Tiene más de mil miembros, de todas las tendencias políticas y todos los entornos laborales. Estos son los que van en serio, y creen en la posibilidad de una guerra civil como en la peli 'Civil War' (Alex Garland, 2024). Si la cosa se desmadra, te mandarán una alerta y puedes refugiarte allí, mascotas incluidas (que pueden ser consumidas en caso de necesidad). Dicho esto, y en un capítulo aparte, se calcula que unos 20 millones de estadounidenses se preparan para un futuro cataclismo (y son 335 millones en total).
Intentos de magnicidio, brechas de riqueza, políticos demasiado iluminados, redes sociales echando humo, violencia política, polarización extrema… Todo parece apoyar los sesgos de los alarifes del preparacionismo. Igual que en la novela de Sinclair Lewis, 'Esto no puede pasar aquí', de 1935, en la que un chiflado fascista impone un régimen totalitario en USA, habría un intervalo de milicias luchando, turbas desmadradas, jueces fusilados. El mismo Mark Zuckerberg ha invertido en un refugio tecnológico en Hawai, y el americano medio compra más pistolas Taser, papel higiénico (siempre igual…), toallitas húmedas (?), brújulas (olvídate del GPS), máscaras de gas, galletas Oreo, paneles solares, comida deshidratada, geles de pimienta, antibióticos para peces (son más baratos que los humanos), bidones de gasolina… Asimismo, los ciudadanos blindan sus vehículos, e incluso los demócratas liberales están comprando el pertinente AR-15.
Thomas Jefferson dijo aquella frase tan famosa como inquietante, «el árbol de la libertad debe ser refrescado de vez en cuando con la sangre de patriotas y tiranos». Si todo se sale de quicio, pueden ir haciéndose con la terminología: SHTF, Shit hits the fan, cuando llega el caos; YOYO, you are on your own, vas por tu cuenta; BOB, bug out bag, mochila de emergencia; ZOMBI, un superviviente que no está preparado para el desastre; EOTWAWKI, the end of the world as we know it, el fin del mundo tal como lo conocemos; EDC, everyday carry, lo que uno debe llevar en caso de desastre; GLOBIN, delincuentes; GOOD, get out of Dodge, escapar de las zonas de desastre… Si con todo, no lo ve claro, o es demasiado perezoso para enfrentarse al nuevo y cruel mundo que nos podría aguardar, tiene la opción de ir a rezar a alguna iglesia, o simplemente hacer una última cena con los seres queridos, como en 'No mires arriba' (Adam McKay, 2021), y aguardar a que llegue el FIN (esto no es ningún acrónimo, es que se acaba todo, y ya). Que Dios reparta suerte.
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