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Gaspar Meana
Las líneas rojas

Las líneas rojas

En 2024 nos queda la certeza de que estamos ante un presidente sin escrúpulos, de que hay que aguantar hasta poder echarle y, luego, sanar el país. Y será un trabajo ímprobo tanto de la izquierda como de la derecha constitucionales

Domingo, 14 de enero 2024, 22:11

Comenzamos el año igual que lo terminamos: esperando a los bárbaros. María Jesús Montero, una de las políticas más mentirosas de la democracia (y tenemos campeones olímpicos), ya nos apercibió en su estilo 'cantinflesco' de lo que nos espera. Patxi continuará haciendo sus 'mañanitas' con ... la prensa. Los intelectuales orgánicos seguirán blanqueando todas las zafiedades del Gobierno, acusando de fascista a todo aquel que no comulgue con ruedas de molino. Sánchez se empeñará en su camino hacia la incoherencia, la piromanía, la inconstitucionalidad y la propaganda únicamente para consumo de los muy cafeteros. Como el argumentario no acaba de funcionar, empeña a sus huestes en una orgía de eslóganes, ocurrencias, lemas, eufemismos y embestidas. Ni un mínimo de suelo ético cuando se afirma que Bildu es un partido plenamente democrático. Ni un gramo de pudor cuando se repite lo del reencuentro y la convivencia con la misma tropa de cariz delincuencial que redacta su propia amnistía. Ni un grano de conciencia institucional cuando se le pretende conceder la foralidad a Cataluña en detrimento de todos (repasen el artículo 40 de la CE). Las líneas rojas están para seguir reventándolas.

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