![Elogio del dinosaurio ligón](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/2024/01/28/Imagen-Delva.jpg)
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Hoy quiero hacer un vivo homenaje a los dinosaurios que fuimos, aquellos chavales de carnalidad mesetaria que se juntaban como manadas de lobos (más bien lobillos) a ver si caía algo. Este cuento sucede hace muchos, muchos años, cuando no había apps para ligar, ni ... siquiera internet. Hoy son objetos volantes medio identificados, pero seguro que les recuerdan: eran jóvenes, indocumentados, con un cubata en la mano o un cigarrillo que les nublaba la vista, para hacerse los interesantes. Se iban acercando a los grupos de chicas mientras bailaban (casi siempre con un movimiento ortopédico de cadera), y siempre me recuerdan a los gatos que se acercan sibilinos a los grupos de palomas, pensando que son grandes felinos, cuando la realidad es que las palomas ya los tienen fichados hace rato, y alzan el vuelo cuando les conviene.
Eran tiempos heroicos, en que teníamos más pelo (algunos incluso melena), las resacas no nos destruían, cobrábamos una pieza y contábamos diez, y que te hicieran la cobra no se denunciaba como intento de violación. Y, sobre todo, teníamos más moral que el Alcoyano. Y valor, mucho valor, porque hace falta para acercarse a la chica que te gusta y exponerse al rechazo o a la indiferencia, y eso un finde tras otro finde tras otro finde, hasta que, por suerte o tenacidad, lográbamos traspasar los propileos de la gloria. Había gente que se especializaba en un determinado tipo de chica, igual que en aquella película 'The Grey Fox' en la que el prota decía que él sólo atracaba diligencias, porque los profesionales se especializan. Y después estaban los generalistas, que funcionaban por bombardeo de racimo y que sea lo que Dios quiera. Sonaban por aquella época Wham!, INX, Tam Tam Go, Radio Futura, Los Rodríguez, Héroes del Silencio. Sonaba Seguridad Social, Mónica Naranjo, OBK, Los Secretos, Spice Girls, The Cranberries, Madonna, REM. Sonaba Roxette, Chimo Bayo, Ace of Base, Amistades Peligrosas, Cómplices, Celtas Cortos, Guns and Roses.
El cortejo. La seducción. El galanteo. Blake ya había escrito que el que desea y no obra, engendra pestilencia. Era algo que ya llevaba funcionando 10.000 años, pero que nosotros creíamos haberlo inventado. Era como subir al Annapurna en invierno: resultaba emocionante, ibas acojonado, a veces resultaba suicida, pero valía la pena. Cuando veías a la chica que te gustaba, se encendía en tu cabeza un árbol de Navidad. Tenías que haberte preparado un repertorio para entrarle, al menos para romper el hielo. Podías perderla en una fiesta, pero la buscabas arriba y abajo hasta volver a tenerla en el radar. En tu cabeza se iba cociendo una ficción que necesitaba una envoltura carnal. Cabía la posibilidad de ir a porta gayola, pero lo mejor era ir en grupo. Ya había que contar con la reacción de las chicas que son menos guapas o más antipáticas, las cejas levantadas, las expresiones escépticas. Están acostumbradas a esas lides, resabiadas en maniobras de distracción que no engañan a nadie. La más guapa también sabe que es la más guapa. Te ven venir, te vigilan por el rabillo del ojo. Si en el grupo contabas con algún experto en crear risas y aplausos, uno de esos tipos con dotes sociales e ingenio que puede mantener la atención suspendida, mientras el resto podía ir por su cuenta, mejor. El truco estaba en lanzarlo en la primera oleada, siempre entre el segundo vodka con naranja y el quinto (la cerveza no cuenta), momento en que empezaba a farfullar y a fallarle la cartuchería.
Comenzaba el juego. Nosotros pensábamos que manejábamos el cotarro, pero era mera ilusión. Ellas elegían, ellas controlaban los tempos. Los cazadores siempre eran los cazados. Igual que sucedía con los gatos, las palomas hacía media hora que nos tenían controlados, a nosotros y al resto de hienas que orbitaban a su alrededor. Y nos miraban como miran las ballenas a los minúsculos buceadores, ya estábamos todos fichados: este es mono, aquel es un pesado, seguro que me entra el que no me gusta… Nos miraban de reojo, con sus labios pegados a las pajitas que se hundían en vasos de tubo de colores radioactivos. Nos daban señales que, nosotros, con tanto pelo de la dehesa, no acabábamos de descifrar, porque siempre hay un desequilibrio cognitivo respecto a las mujeres: ellas manejan un vocabulario más sofisticado. A toro pasado, los estudios afirman que se despliegan hasta 109 tácticas de atracción, invitaciones a copa, chupar la famosa paja, miraditas, sacar pecho, la manera como saludas, los dos besitos de presentación… En todo caso, tirábamos para adelante, porque éramos un poco animales, pero no nos faltaba empuje. Y eso también hay que valorarlo.
Y las fiestas terminaban, perdían gas, y sólo quedaban los charcos oscuros en el suelo, la música caediza ('Si tú no vuelves', Bosé), esa sensación de hartazgo e intoxicación etílica que va abriendo huecos en la muchedumbre, pájaros que buscan nuevas cuevas donde seguir la fiesta. La mayoría de las veces volvíamos con las manos vacías (otra canción de Bosé), pero siempre quedaba la esperanza de más saraos, de más oportunidades. Éramos inasequibles al desaliento.
Hoy, que ya somos como la Garbo cuando, ya de mayor, le dijo a unos fotógrafos «Yo no soy Greta Garbo, yo fui Greta Garbo». Hoy, que ya somos carne de bolero, y se intima a golpe de wasap, y de swipes en Tinder, y que los rituales de siempre ya no siguen en pie, yo quiero alzar mi copa (en aquella época en que el hígado lo aguantaba todo, ron chungo con Coca-Cola, o vodka ratonero con fanta de naranja), por nuestros antiguos yoes. Aquellos dinosaurios desplegaban todo el repertorio visual, táctil y olfativo, arriesgaban, se pegaban grandes hostias, pero se volvían a levantar. Las risas, las pupilas dilatadas, las discretas caricias en los brazos. Sólo buscábamos ligar, que no es poco. O lo es todo, según como lo mires. Cheers. Salud. Salute. Kanpai. Skal. Prost. Kippis. Sláinte. Serefe. Saúde. Na azdarove.
============OP09 SUMARIO opinión (91176669)============
Éramos jóvenes indocumentados con un cubata en la mano, o un cigarrillo que nos nublaba la vista
============OP09 SUMARIO opinión (91176666)============
Pensábamos que manejábamos el cotarro, pero era mera ilusión. Ellas controlaban los tempos
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