¿Habrá más Jessicas/os?

Lo curioso de este caso y de otros similares es que todos los socialistas corruptos o presuntamente corruptos tienen patrones de conducta similares: prostitutas, dinero y drogas. Así fue en el caso del Tito Berni y en el de los ERES, por citar los más recientes. En el caso Ábalos, las drogas aun no han hecho acto de presencia, pero no lo descartemos. En el PP son más tradicionales, los casos de corrupción se centran en el dinero.

La contratación de Jéssica como auxiliar administrativo en dos empresas públicas trae de nuevo al primer plano de actualidad la frase que acuñé en mis dilatados años de experiencia como funcionario público: «No hay políticos corruptos sin funcionarios permisivos». Porque la contratación de Jéssica nunca se habría podido materializar si el responsable de personal de las empresas públicas en cuestión, hubiera cumplido con su función de velar por la legalidad, por laxa que sea en el sector público. Pero no olvidemos que la propia existencia del sector público crea las condiciones adecuadas para que se produzcan estos desmanes.

Para los no iniciados, aclaremos que el sector público está integrado por todas aquellas fórmulas organizativas distintas de la Administración Pública tradicional, son los llamados 'entes fugitivos' que se insertan en lo que la doctrina llama 'huida del Derecho Administrativo' y que yo extiendo a 'huida del presupuesto y de todos los controles'. En el lenguaje vulgar se les denomina 'chiringuitos'. En ellos, una parte de la legislación administrativa deja de aplicarse y la vigilancia es escasa.

Son ámbitos muy apropiados para el enchufismo, para emplear a parientes, militantes, amigos y amantes. Si pudiéramos conocer el árbol genealógico, relaciones de parentesco, militancia y amoríos de algunos de los empleados en estos chiringuitos, saldríamos a la calle a exigir responsabilidades y dimisiones.

Junto a los chiringuitos, los políticos han diseñado y legalizado otras fórmulas que les permiten jugar a su antojo con el presupuesto y, en este caso, huir totalmente de todo tipo de controles. Me estoy refiriendo al personal eventual de nombramiento libre, cuya existencia en la Administración es una evidente anomalía.

Dos son las causas que justifican su existencia: confianza y asesoramiento especial. Ambas no resisten un mínimo análisis. La confianza debe estar desterrada de la Administración Pública por razones obvias; el asesoramiento especial está encomendado a los funcionarios públicos.

En fin, el sistema permite sin pudor alguno que las Jéssicas y los Jéssicos, puedan campar a sus anchas tanto en los chiringuitos como en la Administración. Precisamente por eso podemos concluir diciendo que Ábalos, a costa del presupuesto público, lo pasó de puta madre, en el sentido cervantino del término con significado ponderativo de fantástico.