Juan García (nombre inventado) es un asturiano de mediana edad. Se encuentra tan lejos de la jubilación como de considerarse joven a efectos laborales. Es decir, cada día tiene que ir al trabajo y no le queda más remedio que tirar para adelante. Sus hijos ... son mayores y buscan un primer empleo. Los ingresos del matrimonio son los que sustentan la economía familiar, muy achuchada en estos momentos por la alta inflación que vivimos. Pertenecen, pues, a quienes todavía no pueden incluirse dentro de la nómina de las pensiones, como ocurre con 308.000 personas en nuestro paraíso natural. Más de un tercio de nuestra población que verán, según acaba de anunciar el Gobierno de Pedro Sánchez, incrementados sus ingresos en un 8,5% para compensar la subida de los precios. Estamos, por tanto, ante la sufrida clase media asturiana. Esa que paga impuestos en silencio, mientras escucha a sus representantes hablar de políticas de redistribución y equidad social. Esto es, repartir la recaudación que se obtiene de esta gruesa capa de la población, entre los que considera menos favorecidos.
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Eso sí, Juan se está preguntando por qué a él nunca le toca nada: financia el sistema y no le devuelve algo a cambio. Solo que cada ejercicio tributario tiene que pagar igual o más y punto.
Al señor García, como digo, las cuentas no le salen. Según los planes del Principado, los presupuestos para el año que viene tendrán «deducciones selectivas». Es lo que el presidente, Adrián Barbón, llama «la vía fiscal asturiana». O sea, rechazar la rebaja generalizada del tramo autonómico del IRPF, para centrarse solo en temas y personas concretos. A la postre, si vives en un entorno rural con riesgo de despoblación obtendrás una rebaja, o, si tienes hijos, una deducción determinada, o si tu nivel de ingresos es bajo puede incluso que no tengas ni que pagar. Sin embargo, el problema para esta familia media es que no entra en ninguna de esas opciones. Vamos, que no aspira a vivir de ningún subsidio, sino de su trabajo y que los impuestos no le penalicen por ello. Algo que en otras comunidades ya han visto y aplicado. Sin ir más lejos, en la mayoría (incluidas socialistas) que han optado por deflactar el tramo medio de rentas.
Aquí, según parece, a quien sostiene y contribuye a financiar Asturias no le va a quedar más remedio que la resiliencia.
Resistir ante la que está cayendo, a la vez que escucha discursos de ricos y pobres.
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