Al entrar en la web de Forbes, donde se relaciona a los más ricos del mundo, ese envidiable 'ranking' está encabezado por Jeff Bezos, pero por poco tiempo, porque el nuevo rey Midas va a ser Elon Musk. Curiosamente, en el espacio dedicado a Bezos ... figura una frase que traducida al español dice algo así como «nunca pensé que me arrepentiría de intentarlo y fracasar, pero sí de no intentarlo». Tal vez en esa mezcla de fe ciega en sí mismo y osadía haya estado la clave del increíble éxito de Bezos y de todos aquellos que le precedieron en dicho trono de riqueza.

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La evolución histórica de los más ricos indica los sectores que fueron siendo dominantes a lo largo del tiempo. Hace un siglo la familia Ford ocupaba dicho trono de riqueza, con su idea de acercar los coches a todos los bolsillos, al fabricarlos en cadena. Después, el turno llegó para grandes banqueros y para el magnate de la informática Bill Gates. También ocuparon lugares de honor el difunto Steve Jobs con su Apple, o los fundadores de Google, Larry Page y Serguei Brin, así como el español Amancio Ortega, con su idea de acercar la moda de diseño a un precio asequible a todos los rincones del mundo a través de su icónica Zara y del grupo Inditex.

Ahora el turno es para el excéntrico, inteligente y visionario Elon Musk, el cual es rico hasta en nacionalidades, ya que tiene tres: sudafricana, canadiense y estadounidense. La breve historia de Musk es muy elocuente e ilustrativa. Nació en la ciudad sudafricana de Pretoria en el año 1971, hijo de un ingeniero y una modelo. Dicen que en la escuela era el típico 'cerebrito' arrinconado y maltratado, hasta que decidió aprender artes marciales y poner a los desalmados que le hacían la vida imposible en su sitio. La ruptura familiar le condujo con su madre a Canadá donde pasó serias penurias que le empujaron a buscarse la vida como programador. Musk escogió una combinación académica potentísima, como es Economía y Física, lo cual demuestra su capacidad de razonamiento. Pasó por las universidades de Wharton y Stanford.

Al acabar sus estudios, Musk llegó a la conclusión de que las tres áreas que tenían futuro eran las siguientes: internet, energías renovables y el Espacio. Visión no le faltaba, desde luego. Con 28 años ya gestionaba más de 200 webs y ya había conseguido 22 millones de dólares vendiendo proyectos incipientes que comenzaban a cuajar. Al poco tiempo Musk fundó 'X.Com', uno de los primeros bancos por internet del mundo, y PayPal. A partir de ahí siguió invirtiendo en nuevas ideas, siempre apoyado en socios que aportaban capital e ideas, porque Musk siempre sostuvo que «solo no se va a ninguna parte». Aunque esos compañeros de viaje le hicieron alguna jugarreta, como cuando Musk estaba de luna de miel con su esposa Justine Wilson y sus socios trataron de descabalgarlo del poder aprovechando su ausencia. Musk no dudó en cortar el viaje, tomar el primer vuelo, regresar y coger de nuevo el timón.

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Cuando eBay quiso comprar PayPal, Musk tuvo claro que había que tener sangre fría y rechazar las primeras ofertas. Y acertó, porque acabó obteniendo un beneficio de más de 200 millones de dólares. Y como era de suponer no lo dejó en el banco a plazo fijo, porque una frase conocida de Musk es que «tienes que elegir entre que tu dinero trabaje para ti o para otros», y está claro lo que él decidió. Con el capital obtenido por la venta de PayPal fundó entidades hoy ya míticas, como SpaceX, Tesla o SolarCity. La primera, SpaceX, se dedica a la navegación e investigación espacial, Tesla apostó por el coche eléctrico y SolarCity se mueve en el área de la energía solar y fotovoltaica.

La revista Forbes destaca del magnate Elon Musk su idea de cómo hay que afrontar un problema, que se resume en la siguiente frase: «Hay que reducir un problema a su esencia principal, desmenuzar ese núcleo para a partir de ahí extender la solución a todo el problema».

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Recientemente, Musk apostó por los coches de conducción autónoma, con lo cual ya no hará falta saber conducir en un futuro cercano. Además, Musk está desarrollando una idea que no se sabe si produce admiración o temor, ya que trabaja en el proyecto de instalar en nuestros cerebros un dispositivo que permita la conexión de unos cerebros con otros, lo cual despierta muchas dudas de tipo ético. Sobre todo, da pánico pensar si la decisión de esa conexión de cerebros estuviese en manos de ciertas élites políticas, las cuales ya meten miedo funcionando solo con su cerebro aislado.

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