Harta de Horcher
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Cuando Podemos surgió, Carmen Jara los llamaba '¿Se puede?'. A Encarna Sánchez siempre la defendía, aunque también le soltaba: «Encarna, es que tienes muy mala leche»Secciones
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Cuando Podemos surgió, Carmen Jara los llamaba '¿Se puede?'. A Encarna Sánchez siempre la defendía, aunque también le soltaba: «Encarna, es que tienes muy mala leche»En 'La copla' (Almuzara) se recuerda que la onubense Carmen Jara acompañó a Raphael en sus primeras giras (era hermana de Soledad Jara, cuyo marido fue Paco Gordillo, mánager del cantante de Linares). También que grabó discos con varias compañías y, por supuesto, con Belter. ... Se destaca 'Mambo trianero'. Y que participó en la película de José María Zabalza 'El vendedor de ilusiones', con Rafael Farina. Pero Carmen Jara, que acaba de morir a los 85 años, era mucho más que eso. Una especie de Pepín Bello de las folclóricas. Lo que Pepín Bello fue para la Generación del 27, lo fue ella para ese extraordinario catálogo de mujeres. Y voy a meter a capón entre las folclóricas a Encarna Sánchez.
Jara estuvo en 'La mesa camilla', la tertulia de Encarna (con Marujita, con Paca Rico). Y luego en la 'Crónica rosa de' de Federico. Era muy discreta, pero también un torrente recordando. Con qué gracia contaba lo de ese día que en un Rocío se desbocaron unos caballos al lado de Marujita Díaz y esta, con un tablón homérico, empezó a gritar: «¡Tulsa, ciudad sin ley!».
Cuando Podemos surgió, Carmen Jara los llamaba '¿Se puede?'. A Encarna Sánchez siempre la defendía, aunque también le soltaba: «Encarna, es que tienes muy mala leche». O se le plantaba y le decía que estaba harta de comer en Horcher, restaurante cercano a la Cope. Alguien había dicho a Encarna que la carne cruda era buena para el cáncer y no paraba de darse chutes de 'steak tartar'. Cuando la locutora decoró La gaviota (la casa de Marbella que ahora es de Banderas), compró un piano de cola. Carmen Jara: «Pero, Encarna, ¿para qué pones eso ahí si aquí nadie toca el piano?». Carmen tocaba y contaba sus recuerdos como nadie. Qué pena.
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