La semana ha dejado a la ciudadanía gijonesa y a quienes la representamos políticamente una enorme frustración. El martes recibíamos la noticia de que la licitación de la primera fase de la esperada, demorada y absolutamente urgente ampliación del Hospital de Cabueñes había quedado desierta; ... un mazazo en las ilusiones de las vecinas y vecinos del Área Sanitaria V y de los y las profesionales que desempeñan su importantísima tarea en el centro.
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Era una noticia que nos inquietaba después de que, como se advirtió a los responsables autonómicos desde este Ayuntamiento y habían señalado las potenciales adjudicatarias, se apreciase un desfase entre los precios recogidos en el pliego que se empezó a redactar hace dos años y medio y el de los materiales, incrementado por la actual crisis de suministros. Desde la Consejería de Salud se nos transmitió confianza y decidimos confiar; se nos tranquilizó asegurando que ese desajuste sería absorbido por la baja que usualmente aplican en sus ofertas las empresas candidatas a la adjudicación.
No ha sido así. El hecho cierto y lamentable es que la licitación ha quedado desierta y que, tras la ilusión, han cundido una decepción y una comprensible indignación a las que ya no se les puede exigir la paciencia que Gijón ha mostrado desde que las importantes carencias del Hospital de Cabueñes impusieran la necesidad de una ampliación integral a mediados de la década pasada. Demasiados años desde que el Principado anunciase un Plan Director destinado a habilitar el espacio que requiere «un hospital moderno, que garantice la mayor eficacia en la prestación de servicios y la máxima eficiencia en la utilización de los recursos en su toda su amplitud».
Pero, por muy grandes que sean la frustración o la indignación, no cabe inmovilizarse en ellas. Por ello, el mismo martes pedí una reunión urgente con el presidente el Principado, que ese día se encontraba de viaje y a su regreso tuvo que atender prioritariamente las inundaciones producidas en Arriondas.
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Al día siguiente hablé personalmente con el vicepresidente, quien me transmitió su preocupación y planteó una posible alternativa mediante un anticipado de gasto. También preocupado se mostró el presidente Barbón, con quien finalmente mantuve el jueves una conversación en la que comprometió la búsqueda de una solución urgente y a la explicación de procedimientos y plazos ciertos, así como la celebración, cuanto antes, de una reunión.
En esa misma línea han abundado sus declaraciones del viernes, en las que, junto a su «frustración» manifiesta un «compromiso personal y político para desatascar la situación» cuanto antes desde la Consejería de Salud. Su titular ha asumido estos días que urge actuar «sin perder un minuto» para encontrar alternativas que desbloqueen lo que él mismo considera «un despropósito y una inconveniencia».
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Si el diagnóstico está claro y también la voluntad política, ahora toca actuar con determinación y urgencia técnica –algo que aún no hemos visto en los días transcurridos– para no demorar aún más los plazos de esos 29 meses que van a tener que estirarse algunos más.
Porque estamos hablando del mayor compromiso presupuestario del Principado con este concejo y sus habitantes. De una actuación de enorme calado social y económico. De dar soluciones a aquello que más nos preocupa a los y las gobernantes: mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas que han depositado en nosotros su confianza.
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Una confianza de momento maltrecha también por parte de este Ayuntamiento, en la medida en que Gijón ha cumplido puntual y rigurosamente sus compromisos, y espera por tanto lo propio. Desde 2017, el municipio ha cedido dos parcelas de más de 6.200 m2, ha adquirido otra de más de 16.500 m2 y ha permutado otra parcela de 2.100 m2 cuya cesión al Principado se está tramitando actualmente. Y del mismo modo, se están cerrando las gestiones para obtener el resto de las parcelas necesarias. Todo ello supone un gasto de 4,3 millones de euros y la conciencia tranquila ante los deberes hechos, pues las parcelas ya cedidas por el Ayuntamiento son las requeridas para que arranquen la obras de la primera fase de la ampliación.
Por eso necesitamos ya mismo que la prioridad política que ha quedado clara en las declaraciones del Gobierno autonómico se traduzca en una respuesta técnica viable y rápida. Si los pliegos se hicieron de espaldas a la realidad, hay que dar cuanto antes la orden de actualizar los precios y volver a licitar mediante el procedimiento más ágil.
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Necesitamos certidumbres. Necesitamos un horizonte claro y visible. Necesitamos que el Principado traduzca en hechos su responsabilidad con Gijón, Carreño y Villaviciosa, pues gobernar es ante todo eso: asumir la responsabilidad, dar explicaciones e informar al gobierno local pero sobre todo a la ciudadanía. Y actuar con soluciones que no pueden esperar más.
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