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El pasado día 18 de agosto, en la ciudad francesa de Cherburgo, una mujer de 29 años fue brutalmente violada varias veces por un joven de 18 años llamado Oumar, que entró en su domicilio forzando la puerta. No conforme con eso, el agresor empaló ... a la víctima con un palo de escoba, provocándole graves lesiones al perforarle la vagina, el colon, el intestino delgado y el peritoneo, provocando además un colapso pulmonar y la fractura de costillas. Debatiéndose entre la vida y la muerte, consiguió pedir auxilio y ser trasladada a un hospital, donde permaneció en estado crítico varios días, hasta ir recuperándose poco a poco, pese a las graves secuelas que le quedaron. El violador y casi asesino, Oumar, estaba fichado por la Policía como consecuencia de anteriores fechorías que había cometido, y era musulmán.
Esta noticia fue publicada en Francia en 'Le Fígaro' y en todos los medios periodísticos, incluidos los españoles, no tuvo ninguna relevancia, ni suscitó ninguna movilización de protesta en ningún lado. Sólo los cirujanos, enfermeras y auxiliares que la atendieron, y que nunca habían visto nada parecido en su trayectoria profesional, intentaron protestar por lo que habían conocido, pero sin ningún resultado.
Unos días antes de esta brutal agresión, un policía francés se vio obligado a sacar su arma reglamentaria y disparar contra un joven llamado Nael, también musulmán, que tenía antecedentes penales, que conducía sin permiso de conducir y que, al darle el alto en un control intentó atropellar a los dos gendarmes. Lamentablemente ese joven murió por el disparo y contrariamente a lo que sucedió en el caso anterior, provocó una ola de indignación y disturbios en toda Francia, acontecimientos que obligaron a que el presidente Macrón desplegara más de 2.000 policías y gendarmes para controlar los disturbios.
El líder de la izquierda radical Jean-Luc Melenchon salió a la palestra con una extremada dureza, diciendo que esa muerte comprometía la autoridad del Estado, que la pena de muerte ya no existe en Francia y que hay que castigar al policía asesino. Pero, sorprendentemente, se limitó a hacer mutis por el foro y no decir absolutamente nada de la violación de la joven que vivía en Cherburgo.
En nuestro país, hace poco tiempo, el 'piquito' de Rubiales provocó y sigue provocando regueros de tinta en nuestra prensa diaria, ha movilizado a media España y ha provocado que en el debate interviniera hasta un alto cargo de la ONU, la FIFA y no sé cuántas organizaciones más. También ha provocado y provoca regueros de tinta la noticia del asesinato de un colombiano en Tailandia a manos del nieto del actor Sancho Gracia.
Mi pregunta es: ¿Qué provoca que una mujer violada y empalada, y que se sigue debatiendo entre la vida y la muerte, apenas tenga ninguna relevancia ni nacional ni internacional y, en cambio, si la tenga la muerte de un musulmán a causa del disparo de un policía, el 'piquito' de Rubiales o el episodio de Sancho? Para mí hay varias causas:
Una es que Europa se está muriendo a causa de esa izquierda política que antes sólo se ocupaba de defender los derechos de los trabajadores y que ahora parece que se vuelca mas en lograr que aceptemos los burkas como algo progresista. Otra es que los ciudadanos nos hemos aborregado y ya no sabemos distinguir lo grave de lo menos grave, lo importante de lo no importante, y llegamos al extremo de interesarnos más por un piquito de un impresentable que por la brutal violación perpetrada por un musulmán.
Estoy convencido de que si, en vez de un musulmán, esa violación la hubiera perpetrado un hombre europeo y la mujer se llamara Jalifa, la repercusión social habría sido enorme, y Melenchon, Belarra, Irene, Yolanda, etc. estarían atizando el fuego sin parar. ¿Qué nos está pasando? Esto es inconcebible.
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