¿Qué nos está pasando?

Somos un país heterogéneo y creo que eso es bueno para los ciudadanos. Lo que para nada es bueno es que los políticos pretendan manipularnos para alcanzar una homogeneidad no deseada, ya que ello nos puede llevar a un indeseado fanatismo

Viernes, 25 de agosto 2023, 00:59

La falacia, la mentira, las verdades a medias y todo tipo de inconfesables intereses personales y de partido, es lo que hemos sufrido y lo que estamos sufriendo los ciudadanos españoles, tras las últimas elecciones generales. Hemos podido ver a un presidente de gobierno eufórico ... celebrando los resultados de las urnas, aun cuando había perdido las elecciones. Lo seguimos viendo presentarse ante los medios de comunicación, como el gran vencedor.

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Hemos visto también al jefe de la oposición saliendo a la palestra para celebrar su triunfo, aun cuando no ha alcanzado los resultados esperados y va a ser realmente difícil que pueda gobernar. Hemos visto igualmente a todos los partidos minoritarios celebrando su triunfo, aun cuando los escaños conseguidos, aunque en muchos casos han perdido votos, sólo van a servir para aliarse con uno u otro, para ponerse al lado del partido que gobierne y de ese modo conseguir sus manifiestos intereses partidistas.

En este estado de cosas, creo que los síntomas de que nuestra sociedad está aborregada, son claros, desde el momento en que aceptamos como normal que un presidente de gobierno mienta, o como dice el, que no es mentira, sino cambio de opinión y en base a eso, para mantenerse en la poltrona, pacte hasta con el diablo, aunque eso genere la destrucción de España, que es lo que pretenden los nacionalistas. Aceptamos como normal que un jefe de la oposición que no ha conseguido la mayoría absoluta, aunque antes lo negaba, ahora trate de pactar con Vox o con quien haga falta, para llegar al poder.

Ciertamente somos un país heterogéneo y creo que eso es bueno para los ciudadanos. Lo que para nada es bueno es que los políticos pretendan manipularnos para alcanzar una homogeneidad no deseada, ya que ello nos puede llevar a un indeseado fanatismo. Lo bueno que tenemos los ciudadanos es el hecho de ser diferentes y pese a ello, que podamos convivir en armonía.

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No obstante, lo que no alcanzo a entender es como muchos votantes han pasado por alto lo que hemos vivido y sufrido los últimos años. Pienso que la enfermedad es más grave de lo que parecía, ya que hemos pasado a vivir en una sociedad que no penaliza la mentira, a aceptar un gobierno que es capaz de gobernar con los herederos de los terroristas que asesinaban a sus compañeros de partido, que quiere acabar con la independencia del poder judicial, que libera a violadores, que indulta a condenados por razones políticas y que está dispuesto a conceder privilegios a partidos nacionalistas.

Con el déficit público mayor de nuestra historia moderna, se ataca fiscalmente a las clases medias, se instaura un sistema educativo que no distingue un aprobado de un suspenso y que trata de conseguir votos regalando salarios básicos u otras cosas, consiguiendo con ello que muchos jóvenes no quieran trabajar al recibir estas ayudas.

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Y en este estado de cosas, frente a este gobierno, tenemos un timorato partido de la oposición que, contra todo pronóstico, no ha alcanzado los resultados que se esperaban y que probablemente no va a poder gobernar.

En definitiva, para terminar, diría que el problema no es quien nos gobierna, ni tampoco está en los partidos de la oposición. El problema somos los españoles que no alcanzamos a discernir entre la verdad y la mentira. ¿qué nos está pasando para que hayamos llegado a esta encrucijada?

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